Después de 21 años de abandono, se abrieron nuevamente las puertas. Un grupo de entusiastas amantes de la aviación comenzaron la restauración de esta joya.
La base aérea de Son Sant Joan aceptó, a principios de los 80, el aparcamiento provisional del avión, una vez que la licencia de vuelo no fue renovada. Desde entonces, el tiempo deterioró la nave. Manolo García, profesor de mecánica; David Nogueira, piloto: Miguel Buades, presidente de la FAM; Luis Martínez, aviónico, y Juan Amengual, mecánico de Spantax, son los primeros en poner sus conocimientos al servicio de la comunidad aeronáutica.
Cada uno con sus conocimientos, comenzaron elaborando un plan de acción que podrá llevar más de dos meses. Según David, lo primero es determinar la cantidad de combustible y sacarlo. Luego el aceite de los motores y el fluido hidráulico del tren de aterrizaje. Miguel Buades fue de los primeros en entrar en la cabina, una vez abierta y engrasada la puerta. El interior está deteriorado, mascarillas a la vista y asientos volcados. Los antiguos trasportines, los baños y los pequeños hornos, precursores de los modernos microondas, presentan un aspecto que rememora ese pasado histórico.
Luis, Juan y Manolo se esforzaron por cerrar las bodegas, en las que se encontraron una de las ruedas de repuesto. La cabina del piloto fue saqueada por coleccionistas, pero muchos de los que se llevaron recuerdos han comenzado a devolverlos, gesto que el grupo organizado por la Fundación Aeronáutica agradece, ya que esto ayuda a la reconstrucción.
David se muestra muy activo, él tiene un motivo especial porque su madre, Elena García, fue una de las azafatas que realizaron los últimos viajes de esta maravilla de colección.
El emplazamiento final será una rotonda cercana a Son Sant Joan, el transporte se hará por pista y la pintura final será la original, reproducida de manuales históricos en poder de los voluntarios.
Oscar Pipkin
(texto y foto)
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