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as actividades de la Hermandad de Nuestra Señora del Rocío de Palma de Mallorca fueron tres, todas por la tarde, y dos de ellas en su local. Primero, la aceptación como hermanos al matrimonio Corrales Borrego y su hijo, Juan de Dios, seguida del rezo del Rosario, y ya muy entrada la noche, la presentación de la Hermandad con su carreta y el simpecado en la ermita, ante la Hermandad Matriz de Almonte.

Los hermanos de Mallorca iniciaron el cortejo hacia la ermita sobre 21.30 de la noche; ellos vestidos de corto y ellas de rocieras. Lo abrían las banderas de Andalucía, España y Mallorca, y por delante de ellas Yiyi, el tamborilero, mientras que la carreta, tirada por la pareja de bueyes que transportaba el simpecado, lo cerraba.

Caminando sin prisas sobre la arena de las calles, a esas horas completamente regada para evitar la polvareda, los mallorquines eran jaleados por el público, que a esas horas de la noche había abarrotado por completo la aldea almonteña. La Hermandad, con el número 102, llegó a la puerta de la ermita sobre las 11.30 horas. Un vez allí, con las puertas del templo abiertas de par en par, desde donde se veía a la Blanca Paloma, se procedió al acto ritual y protocolario de su veneración, consistente en aproximar la carrera con el simpecado a la entrada y hacer que los bueyes se arrodillaran, mientras los rocieros isleños cantaban la Salve. Después el hermano mayor lanzó los gritos ¡Viva la Virgen del Rocío! ¡Viva el Pastorcito Divino! ¡Viva la Hermandad Matriz de Almonte! ¡Viva la Hermandad de Palma de Mallorca! Y ¡viva la Madre de Dios! Fueron contestados con vivas por parte de lo romeros, y de nuevo, se regresó a la casa de la Hermandad.

Ayer, domingo, que amaneció nublado y fresquito, a 10.00, en la Real de la aldea se celebró la misa solemne, a la que asistieron todas las hermandades, lo que supuso concentrar a miles de personas en aquel gran espacio. Presidió el oficio Carlos Amigo, cardenal arzobispo de Sevilla, arropado por los capellanes de todas las hermandades, mientras que alrededor del altar eran colocados cada uno de sus simpecados. Además, actuó el Coro de la Hermandad de Nuestra Señora del Rocío de Sevilla
Por la noche se rezó el rosario, y, en plena madrugada, pasadas las tres, los mozos almonteños saltaron la verja que rodea el camarín, la Virgen a hombros, y entre una especie de océano humano, la pasearon por toda la aldea. Como cada año, visitarán cada una de las hermandades, y terminarán, aproximadamente, a mediodía. El regreso de la hermandad de Nuestra Señora de Rocío a Palma está previsto para mañana por la noche.