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El mismo salón del palacio de la Almudaina que hace sólo una semana acogió un Consejo de Ministros extraordinario dedicado al turismo, acogió ayer, entre las nueve y las doce de mañana, la capilla ardiente de los dos guardias civiles asesinados el día anterior en Palmanova.

Las máximas autoridades del país y de Balears rindieron homenaje a los dos jóvenes guardias civiles, uno de ellos de Palma. Aunque se registró algún momento de cierta tensión, propio del momento, lo cierto es que primó la imagen de unidad en medio de una gran carga emotiva. Por ejemplo, el presidente del Gobierno, José Luis Rodríguez Zapatero, y el presidente del PP, Mariano Rajoy, llegaron juntos desde Madrid.

Eran las nueve y media cuando Zapatero llegó con un coche oficial y fue recibido por el president del Govern, Francesc Antich. Nada más llegar, ambos se dirigieron a la capilla ardiente mientras aparcaba el vehículo que traía a Rajoy, que llegó acompañado de la presidenta del PP en las Islas, Rosa Estaràs.

Nunca se habían vivido en Mallorca escenas como la de ayer. Desde primera hora de la mañana, todos los aledaños a la Almudaina y Cort estaban acordonados con abundante presencia policial.

Zapatero condecoró a los dos agentes muertos con la Cruz de Oro al mérito de la Guardia Civil, la más alta distinción del instituto armado. Lo hizo en presencia de sus familiares y también los duques de Palma, la infanta Cristina e Iñaki de Urdangarín; la infanta Elena, el líder de la oposición, Mariano Rajoy; el ministro del Interior, Alfredo Pérez Rubalcaba; y las primeras autoridades de Balears, entre otros. Tras el acto, Zapatero y Rajoy regresaron a Madrid.

La capilla ardiente, en la llamada sala del Consejo, abrió a las nueve. En la misma sala que acogió el Consejo de Ministros se dispusieron los dos féretros, cubiertos con la bandera española y dos tricornios.

El lehendakari vasco, Patxi López; el consejero de Interior de su Gobierno, Rodolfo Ares; la presidenta del Parlamento vasco, Arantza Quiroga; el portavoz del PP en esa comunidad, Antonio Basagoiti; el ex minitro de Defensa y diputado del PP, Federico Trillo; la secretaria de Organización del PSOE, Leire Pajín; el coordinador de Izquierda Unida, Cayo Lara... Todos se desplazaron a Mallorca para mostrar su rechazo al terrorismo y su solidaridad con las víctimas.

Los familiares de los guardias civiles vieron desfilar a todos los políticos y a representantes de las distintas organizaciones, además de las fuerzas de seguridad y del Ejército.

La expectación era total en las inmediaciones. Entre Cort y la Almudaina sólo se podía transitar por las aceras. La calle estaba cortada al tráfico y sólo se permitía el paso de los vehículos oficiales.

Frente a la Almudaina, y pese a que no se podía acceder a la capilla ardiente (salvo familiares, altos cargos y representantes de las fuerzas de seguridad y del Ejército) se agolparon muchas personas tras las barreras de seguridad, desde que ésta se abrió hasta que los féretros fueron conducidos a la Seu, donde se ofició el funeral.

Fuera de ese perímetro, la vida se desarrolló con total normalidad aunque, lógicamente, con el atentado y lo que ayer estaba ocurriendo en Mallorca como principal tema de conversación. Nunca antes, Balears había vivido en primera persona el zarpazo mortal del terrorismo.