El tramo que hay frente al cuartel se ha cerrado únicamente con conos.

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MICHELS-GUILLEM PICÓ La Guardia Civil dispone en Palmanova del cuartel principal, en la Calle Miquel dels Sants Oliver, y de unas dependencias en la calle Na Boira. Se trata de unas oficinas municipales que el Ajuntament cedió al Cuerpo mientras se construye el nuevo cuartel en Son Bugadelles.

Frente a estas oficinas se produjo la explosión que costó la vida a los guardias Diego Salvá y Carlos Sáenz de Tejada. Tras el atentado, la única medida de seguridad ha sido cortar la calle al tráfico.

Cuartel
La situación del cuartel en la calle Miquel dels Sants Oliver es más escandalosa. De puertas para afuera, se ha prohibido la circulación por el tramo que hay frente al cuartel, y dos agentes con chalecos antibalas vigilan el exterior, pero sigue sin haber cámaras de vigilancia y tampoco se han instalado otro tipo de sistemas complementarios de seguridad. Por ejemplo, uno de los laterales del cuartel linda con un bloque de apartamentos, donde hay una piscina, que carece de cualquier tipo de vigilancia a excepción de la presencia física de los agentes, que no es suficiente.

En este sentido, uno de los vecinos de la zona comentó: «Es lamentable que las instalaciones estén de esta manera, hace años que están así y no se hace nada, ni siquiera después del atentado, dicen que están esperando que se acabe el cuartel nuevo, pero puede tardar meses o años en estar acabado y, mientras tanto, ¿tiene que seguir igual la situación y no hacerse nada?».

Cabe recordar que la banda terrorista colocó otra bomba lapa en otro todoterreno del Cuerpo que estaba aparcado frente al cuartel, que se detectó y se hizo explosionar de forma controlada.

De puertas para adentro, la situación sigue siendo igual de desalentadora. Para empezar, el cuartel carece de puerta de entrada y el aspecto del recinto interior que ofrece tanto a los vecinos como a las personas que acuden a poner denuncias o solicitar ayuda a la Guardia Civil, y a los propios agentes, es paupérrima. La zona ajardinada está repleta de hierbajos y arbustos que en algunos casos superan el metro de altura, y alrededor del cuartel se pueden hallar efectos de todo tipo. Ayer mismo, desde los edificios vecinos se pudieron captar imágenes de taquillas metálicas viejas completamente abandonadas -junto a dos de ellas había incluso bombonas de butano-, colchones, alfombras, cajas registradoras, cajas fuertes, sillas y mesas entre otros efectos tirados por el jardín.

Otro de los vecinos lamentó la imagen que ofrece el cuartel a las personas que acuden al mismo y a los propios vecinos, también porque está lleno de cables y agujeros. Este vecino reconoció, a su vez, que «es cierto que hay graves carencias de seguridad, y es muy triste que ni después del atentado se haya hecho algo, y eso que vinieron los responsables políticos y el ministro por aquí y vieron el estado en que se encuentra el cuartel, pero también hay que decir que hay una dejadez por parte de la propia Guardia Civil». «Podrían retirar todos los muebles viejos que hay esparcidos por el jardín y tener un poco más cuidadas las instalaciones, esto ya lleva bastante tiempo así, y a lo mejor llamando a Calvià 2000 o al servicio que haga falta se lo llevarían todo y el cuartel podría estar mejor», agregó el vecino.