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Las dependencias de la Guardia Civil de Palmanova, en cuyas inmediaciones se produjo el pasado 30 de julio el doble atentado mortal de ETA, carecían de las mínimas y recomendables medidas de seguridad. No era lógico que los coches patrulla permaneciesen a la intemperie y, como consecuencia de ello, los etarras pudieran colocar bombas-lapa en dos de los vehículos. Como es sabido, la explosión de una de las bombas provocó la muerte de los agentes Diego Salvà y Carlos Sáenz. A día de hoy, cuando ya han pasado casi tres semanas del atentado, todo sigue igual en las instalaciones de la Guardia Civil. No hay cámaras de seguridad para controlar el exterior, los coches patrulla siguen en la calle y, además, el cuartel se encuentra en un estado deplorable. La situación es preocupante y hay que denunciarla con todas las consecuencias. Los propios vecinos lamentan esta situación y es sorprendente que el Ministerio del Interior no haya tomado ni la más mínima medida urgente de seguridad tras el doble atentado del día 30 de julio. Es más que evidente la falta de medios para los guardias civiles, un hecho que fue denunciado por la madre de Carlos Sáenz de Tejada, uno de los agentes fallecidos, cuando el presidente Zapatero visitó la capilla ardiente instalada en la Almudaina. Zapatero se comprometió a tomar medidas, pero todavía no se ha visto ninguna medida. Sin medios, los agentes son más vulnerables y los terroristas se aprovechan de ello. Y a día de hoy tampoco se tiene constancia de que el Ministerio del Interior haya comunicado a los políticos de Balears que tomen precauciones ante la más que probable presencia de un comando etarra en Mallorca. Ningún político ha recibido instrucciones de Interior. Por lo tanto, las inversiones en seguridad son urgentes, la Guardia Civil merece mejores cuarteles y es preocupante que la situación no mejore ni un ápice a pesar de los atentados.