Algunos dejan la discoteca para coger la maleta y montarse en el avión que les llevará de vuelta a su país.

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Agosto acaba como comenzó, con calores, lo que hace que las playas estuvieran ayer repletas. Y es que mañana hay que ponerse a trabajar en serio. Pues nada. Los que ayer aún gozaban de sus vacaciones, daban la impresión de que las acababan de comenzar. «¿Para qué preocuparnos...? "nos decía uno extendiendo la toalla sobre la arena". Ya nos preocuparemos el martes». Otros, en cambio, pese a estar en la playa, tenían ya el síndrome de la vuelta al trabajo rondándoles sus cuerpos serranos, algunos de ellos negros como tizones por haber estado muy expuestos al sol, que suponemos que lo habrán hecho habiendo tomado las medidas pertinentes, que si no, malo.

Lo peor del final de este mes de agosto no es la vuelta al trabajo, al que muchos, desgraciadamente, no podrán regresar por haberlo