Cati Rosselló Pedrosa y José David Royo podrían ser dos de los mallorquines que más cosas saben de Michael Jackson, con permiso de Marcos Cabotá, que además de saber cosas de él, le conocía personalmente. «Yo no le conocí -señala Cati-. Pero en el caso de haber vivido, y haber dado los conciertos, podría haber hablado con él el 13 de julio, en el 02 Arena, para lo que había adquirido una Vip de primera fila, con derecho a alfombra roja en la fiesta post concierto. Lo conseguí porque me lo había currado, ¿sabes? Son muchos años de ir tras él, tanto en España como en Europa. Muchos años, puesto que desde los seis ya era fan suya, y ya he superado los 30».
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Hablamos con ambos en el Varadero, frente a la Catedral. Al entrar no han pasado desapercibidos, sobre todo él. De negro, con sombrero de ala corta y cinta blanca, guante plateado en su mano izquierda y esparadrapos blancos cubriendo tres dedos de la derecha. Ella, también de negro, luce bermudas y la camiseta del funeral de Jacko.
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«Nunca he podido hablar con él -repite Cati-, pero hice que cambiara el número de teléfono de Neverland. ¿Cómo...? -viéndome en ascuas, sonríe-. Fue cuando la periodista más famosa de EEUU, Oprah Winfrey, le hizo una entrevista en su casa, que yo grabé. De ella me fijé en todo, incluso en un sirviente que pasó un momento por su lado. El hombre, sobre su chaqueta de color rojo, llevaba una tarjeta. En ella estaba escrito su nombre y un número. Detuve la imagen, la convertí en foto y la amplié hasta que pude leer el número. ¿Un teléfono, me dije? ¿El teléfono de su casa...? Coloqué delante de él todos los prefijos, marqué y se escucharon los tonos y luego la voz de un hombre. «Neverland Valley. Buenos días». Efectivamente, me contestaba alguien de la casa de Michael Jackson. Me preguntó quién era. «Una fan suya, de Mallorca, España». Me preguntó qué quería. «Hablar con él», le dije. «No puede ser. No se encuentra en casa. Y -me advirtió, siempre en todo muy correcto- no llame más. Vamos a cambiar el número». Al día siguiente volví a llamar. Saltó la voz advirtiendo que el abonado había cambiado de número».
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Ambos adoran al 'rey del pop'. Y a ambos les ha costado mucho digerir que está muerto y, desde hace unos días, enterrado. «Lo que más lamentaría -apunta José David- es que ahora quisieran sacar partido a su muerte, que lo comercializaran, como han hecho con Elvis». De la misma opinión es Cati, «aunque entiendo que lo hagan».
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Cati, como hemos dicho, iba a hablar con Michael el -pasado- 13 de julio, en el caso de que hubiera hecho la gira que su repentina muerte canceló, «ya que tenía entradas para ocho conciertos. Salvo en uno, que me iba a acompañar mi marido, iba a ir sola. Bueno... sola. En ellos me encontraría con otros seguidores a los que conozco a través de Facebook y de los clubs de fans que tiene en todo el mundo y... Pues ya ves, nos hemos quedado sin poder verle ¿Las entradas...? Me las van a mandar. Las compré y las pagué a través de internet. Por alguna ya me ofrecen hasta seis mil euros, pero no las voy a vender».
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Ambos son una enciclopedia michaeljacksoniana. Vean, si no. ¿Thriller...? Es de 1982. ¿Cuándo fue que se inclinaba hacia adelante casi tocando el suelo con la frente? «Fue cuando el tema Smooth Criminal. Lograba eso -recuerda Cati- gracias a unos imanes que se colocaba en los talones. Antes de iniciar el número, en plena vorágine, procurando que no lo viera nadie, daba a un interruptor que había en el escenario y los imanes entraban en acción». ¿Cómo se llama el paso que daba hacia atrás? Moonwalk. ¿Y la cogida de huevos con la mano izquierda? «No tiene nombre». ¿De qué color era el body, o especie de taparrabos que llevaba? «Dorado». ¿Y Dangerous... de qué año es? «De 1992». Lo dicho, una enciclopedia.
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Niegan que Michael quisiera cambiar el color de su piel; «en todo caso -señala ella- el cambio era debido al vitiligo, una enfermedad que padecía», a la vez que recuerdan que «las operaciones se las hizo a raíz del accidente que tuvo durante la grabación de un spot». Ni pedófilo ni pederasta, opinan. «Era una persona muy normal, y si estuvo rodeado de niños fue porque no tuvo infancia».
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No saben si Michael generará una filosofía o un modo de vida. «Quienes le admiramos sólo deseamos recordarle como lo que fue. El mejor. Un cantante extraordinario, con unos registros de voz increíbles, y un bailarín excepcional, que al moverse sobre el escenario más que humano parecía un dibujo animado».
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Pedro Prieto (texto y foto)
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