Han sido dos años de muchos desencuentros, de profunda división entre Armengol y sus socios de gobierno. El pasado jueves, cuando Armengol y Flaquer se reunieron para analizar la nueva situación política del Consell, el presidente de UM reprochó a la presidenta del Consell que gobernaba la institución como si tuviese mayoría absoluta. Armengol no entendía nada, aparentemente. La presidenta del Consell, al parecer, desconocía las quejas de sus socios de gobierno, y olvidó una reunión celebrada a finales de julio, donde Flaquer se quejó enérgicamente por la línea informativa de TV de Mallorca.
El reportaje «carreteras a la mallorquina», que analizaba la gestión de UM de la pasada legislatura, fue el detonante de las quejas de los nacionalistas. Para los nacionalistas, el reportaje era sesgado y subjetivo. Armengol garantizó a Flaquer que tomaría medidas en Televisión de Mallorca, pero entre los consellers de UM existía la sensación de que el gobierno del Consell estaba paralizado en muchos ámbitos. En carreteras apenas se impulsaban proyectos; en Medi Ambient, Cati Julve no sintonizaba personalmente con Armengol. Julve se quejó en distintas ocasiones en reuniones de su partido que los problemas con el concesionario de la empresa de tratamiento de residuos -Tirme- tenía que solventarlos ella misma, que no tenía el apoyo de Armengol. UM debatió en varias ocasiones la falta de sintonía con Armengol. «Gobierna con prepotencia, como si tuviese mayoría absoluta», repetían algunos dirigentes nacionalistas. Ya en la etapa de Miquel Nadal al frente de UM se llegó a plantear seriamente la posibilidad de romper el pacto y alcanzar alianzas con el PP. Pero en ese momento los problemas internos de UM marcaron el calendario de trabajo en las filas nacionalistas.
El pasado sábado, la dimisión de Damià Nicolau provocaba indignación en UM. Los informes elaborados por el Consell habían facilitado la petición de cárcel para el ex secretario general de UM. Para UM, los informes realizados por Lladó y Dubón no se ajustaban a la realidad y perjudicaban al dirigente nacionalista. «Ha sido la gota que ha colmado el vaso», reconocía Flaquer minutos después de que Antoni Pascual, Dolça Mulet y Cati Julve dimitiesen como miembros del gobierno del Consell.
En UM había indignación contra sus socios el sábado por los informes del Consell en contra de Nicolau, pero las palabras de Armengol del martes aún indignaron más a los nacionalistas. «Si no están a gusto, que se marchen», dijo Armengol. Así fue. Por la tarde, UM convocaba a su ejecutiva y acordaba abandonar el Consell de Mallorca. La reunión contó con la presencia de Maria Antònia Munar, que bendijo la operación contra Armengol. Nadal también estuvo al lado de la dirección de UM. Flaquer intentó contactar con Antich para comunicarle la decisión. Armengol ya sabía lo que ocurría esa misma noche.
«Como un elefante»
A la mañana siguiente, la presidenta del Consell se extrañaba de la reacción de sus socios, decía que nunca le habían planteado sus quejas sobre la parálisis del Consell. A finales del pasado año, Miquel Angel Flaquer describió de una manera muy gráfica la parálisis del Consell. «Es como un elefante que engorda día a día, que cada vez le cuesta más moverse», dijo Flaquer. Un año después, UM ya no está en el gobierno del Consell de Mallorca. Y el futuro es cada vez más incierto.
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