Exactamente el 9 de agosto, una bomba de ETA colocada en los baños de este conocido bar situado en la avenida Comte Sallent de Palma, obligó a cerrarlo por los numerosos desperfectos ocasionados.
Ayer, casi tres meses después de la explosión, el bar Nica ha vuelto a abrir sus puertas con un «lavado de cara» que haga olvidar a todos lo que ocurrió.
Fruti Nieto, su propietario, se mostraba encantado con la reapertura, «han sido tres meses de trabajo, hacer números, agobios y muchas preguntas sin respuesta, pero ya estamos aquí, volvemos con más fuerza que nunca, estos meses están olvidados», aseguró.
Es más, pensando en la avalancha de clientes y curiosos, Fruti cuenta ya con otra camarera más.
«El consorcio ha pagado todos los arreglos; pero ahora que hemos abierto, nos toca hablar con Delegación de Gobierno para que se haga cargo de los costes de arreglos, pagar los sueldos y lo que hemos perdido estos meses que hemos estado cerrados».
«¿Dinero? No quiero ni pensar todo lo que hemos perdido, pero ya estamos aquí», aseguró.
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