Continúa la polémica sobre los motivos que ocasionaron el derrumbe del pasado domingo en la calle Rodríguez Arias de Palma, y que causó la muerte a siete personas.
Todo apunta a que la falta de mantenimiento de la finca ocasionó el accidente mortal tras conocerse que en el inmueble había «grietas como puños» y que se encontraba en muy mal estado.
Lo que ha puesto de manifiesto este suceso es que hay una «grave dejadez» en el mantenimiento de muchos edificios de Ciutat; algo de lo que vienen advirtiendo desde hace años el Ajuntament de Palma, y los Colegio de Arquitectos y Aparejadores de Balears.
Por ejemplo, en Palma hay unos 2.000 edificios que todavía no han pasado la Inspección Técnica de Edificación (ITE) pese a estar obligados a hacerlo este año debido a que han sido construidos antes de 1.900 o están catalogados.
Ultima Hora ha decidido conocer de primera mano cómo se encuentran muchos edificios de Palma. Fisuras, grietas y humedades destacan en muchas fachadas de las fincas de Ciutat. Especialmente, el Casco Antiguo de Palma es una zona con muchos problemas de este tipo y que muestra, en muchos casos, edificios en estado deplorable.
Mantenimiento
Hasta ahora, la gente no tenía conciencia de la importancia de vigilar el estado de sus viviendas o de informarse en el Ajuntament a la hora de realizar obras en casa que, en algunas ocasiones y por falta de conocimientos, pueden trastocar la estructura del edificio.
Mateo Moya, secretario técnico del Colegio de Aparejadores de Balears, asegura que el número de consultas ha aumentado tras el derrumbe y esperan que continúe en las próximas semanas. «Ahora, lo importante, es que no se quede en agua de borrajas sino que la gente se conciencie de que pasar la Inspección Técnica de Edificios es muy importante», recalcó Moya.
En este sentido, recordó que el ámbito de actuación de la administración es «muy limitado» y, recalcó que «el deber de mantener en condiciones de salubridad el inmueble es de los propietarios». Y es que un buen mantenimiento es lo más importante para que no se produzcan accidentes. «Un edificio de 5 años puede tener muchas más deficiencias que otro de 1.900 si nadie se preocupa de cuidarlo, es primordial», aseguró el secretario técnico del Colegio de Aparejadores.
De fisuras a grietas
Mateo Moyá hizo hincapié en la necesidad de avisar cuando se encuentra algún síntoma de problemas en el inmueble. «Una fisura pequeña no es importante, pero si se produce en un elemento estructural puede ser vital».
La Inspección Técnica detecta estos fallos ya que una fisura puede «abrirse» y convertirse en una grieta; es «importante» vigilar su comportamiento para tomar luego decisiones.
Aunque el objetivo de la ITE es detectar desperfectos que se observan en una «inspección ocular» y, por tanto, evitar la caída de elementos de la fachada como persianas o tejas, que pueden provocar daños a los viandantes; estas inspecciones pueden descubrir indicios de daños estructurales, que el técnico debe notificar para encargar una nueva inspección mucho más exigente y costosa, que sólo un experto cualificado puede ejecutar. «El coste de una Inspección es de 60 o 70 euros por vivienda, pero lo costoso puede ser el precio de las reparaciones, algo que echa para atrás a muchos propietarios», aseguró Mateo Moya.
Materiales y edades
El Colegio de Aparejadores ha querido destacar que, si bien es cierto que las casas construidas a finales de los años 50 y 60, se hicieron rápido y con peores materiales, este dato no quiere decir nada.
«Por ejemplo, el edificio de la Calle Rodríguez Arias estaba construido con marés, un material poroso, pero muy utilizado en Mallorca. La degradación de los elementos prefabricados como el hormigón o los forjados pudieron ser la causa del derrumbe, por eso insistimos en la importancia de llevar a cabo un buen mantemiento de las fincas».
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