Martín reconoce que «estamos preocupados por el retraso en la puesta en marcha de este plan, pero más preocupante que la demora nos parece el hecho de que aún no tengan un planteamiento definido sobre el tipo de sistema operativo que se va a emplear y nos tememos que si no se hacen bien las cosas este nuevo modelo educativo se convierta en una fuente de gastos absolutamente terrible».
Y es que, según explicó el portavoz de los padres de los centros públicos, «dependiendo del sistema operativo que se utilicek puede salir más o menos caro», una diferencia que Martín cifra en «unos 300 euros más, como mínimo, por alumno».
Por un lado, detalló, «está la compra de los equipos informáticos y luego, el mantenimiento de los componentes y de los programas, y me atrevería a decir que dependiendo del sistema operativo que se adquiera puede resultar más caro el mantenimiento del software que del hardware». «Cuando preguntamos al conseller y a su equipo qué planteamiento tenían, nos contestaron que se estaba estudiando el uso de un software privativo, como el sistema operativo de Windows, o de un software libre, con sistemas basados en Linux, que es más estable y más seguro, pero que supone una readaptación» explicó Martín.
La Conselleria, hasta donde les ha informado, «aún no se ha decidido por un modelo u otro y, además, «tampoco tenemos constancia de que esté cerrado un plan estratégico, evidentemente con financiación». Y esta financiación -añadió- «puede variar bastante, pues con el empleo del software privativo tenemos sólo en programas un gasto medio de 200 euros, mientras que con el sistema Linux este apartado se reduce a cero».
En conclusión, desde la Coapa se apuesta «por hacer las cosas bien, aunque se tarde más, sólo así les daremos respaldo. Para hacerlo mal, mejor que no lo hagan».
Como se recordará, el curso actual debía haber sido el definitivo de cara a lograr la educación digital, al menos en los centros públicos, siempre y cuando la Conselleria d´Educació hubiera podido contar con el presupuesto suficiente. Pero no va ser así. También el cambio de conseller al frente de Educació ha afectado a los planes.
Existía la promesa de la ex consellera Bárbara Galmés de que antes de finalizar el año 2009 todos los colegios e institutos públicos contarían con conexión Wi-Fi a internet, de forma que en mayo de 2011 se pudiera haber cumplido el objetivo de que los centros públicos (unas 4.000 aulas) contasen con pizarras digitales y ordenadores para el alumnado y el profesorado. El reto para esa fecha era haber reducido la ratio a un ordenador por cada cuatro alumnos de centros públicos, cuando ahora se sitúa en un ordenador por cada 12 ó 14 alumnos, según los centros.
El nuevo conseller, Bartomeu Llinàs, es ahora el responsable de cumplir, aunque tarde, con lo prometido por este Govern.
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