Imagen de archivo de la pintora Angela von Neumann, en su taller. | Teresa Ayuga
Mañana lunes, en la iglesia parroquial de Galilea, se despedirá a la pintora estadounidense Angela von Neumann, fallecida anteayer en Palma. El oficio religioso, que se celebrará a las 19.00, lo presidirá el sacerdote Bartomeu Català.
«Si John pintaba cien cuadros, yo pintaba diez. Y durante los embarazos, ninguno. Me satisface mucho que agrade mi pintura, pero lo del negocio del arte no me atrae, aunque lo entiendo, y para nosotros ha sido una suerte poder vivir de ello. Tal vez sea por timidez». Angela von Neumann, a qien en 1998 el Govern concedió el Premi Ramon Llull, explicaba así en agosto de 2000 por qué, siendo una gran pintora, su carrera no transcurrió paralela en notoriedad a la de su esposo, el pintor John Ulbricht, fallecido en 2006. La pareja se había establecido en Mallorca en 1955 tras pasar una temporada en Madrid. Primero se instaló en Deià y luego en Galilea.
La pintura de Von Neumann, calificada erroneamente como naif en algunas ocasiones, estaba poblada de una naturaleza exhuberante y los animales, -gatos, pájaros, mariposas, serpientes- también formaron parte de la iconografía, de una obranaturalista y detallista sobre la que su esposo explicaba que había surgido cuando, tras groduarse y casarse, se habían ido a vivir a México, donde pintaron mucho y dieron clases de arte.
Angela, calificada ayer como «un ángel» por una persona del mundo del arte que la conocía bien, fueuna mujer elegante, apacible y muy discreta, una gran artista que también trabajó el papier maché y el tapiz. Su primera exposición en Mallorca fue en 1956 y aunque no se prodigó mucho también mostró su obra en Barcelona, Estados Unidos y en México. Especialmente emotiva fue la muestra conjunta con su esposo que realizó en 2000 en el Casal Solleric, comisariada por su hija Saskia, todo un acontecimiento artístico.
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