El Obispo, Jesús Murgui, preside los actos centrales del Domingo de Ramos y hace un llamamiento a la espiritualidad de los católicos. | Teresa Ayuga

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A las diez de la mañana comenzó la bendición de palmas y ramos en el Palau Episcopal, donde ayer el obispo de Mallorca, Jesús Murgui, dio inicio a la Semana Santa.

Un soleado y espléndido Domingo de Ramos que congregó a numerosos fieles, tanto en el Palau Episcopal como en la Catedral de Mallorca, hacia donde se dirigieron en procesión.

En la homilía de la Misa de la Pasión, el obispo recordó a los cristianos la importancia de vivir la Semana Santa desde la oración, la meditación, el silencio, la penitencia, la abstinencia, la participación en las celebraciones litúrgicas y la limosna «sobre todo, durante el Viernes Santo».

Murgui destacó los valores de «la semana mayor de nuestra fe y nuestra redención (...) La omnipotencia con la que se presenta Dios a través de la misericordia y el perdón».

La coral de la Seu

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La coral de la Seu acompañó la celebración del Domingo de Ramos. Pueri hebreorum o Improperium, ésta última del autor Pere Rabassa; fueron algunas de las piezas que cantó ante un numeroso público.

Los asistentes a la bendición en el Palau Episcopal, encontraron, como es habitual, muchas ramas de olivo que había dispuesto el Bisbat para que gratuitamente los fieles dispusieran de ellas.

Los actos del Domingo de Ramos en la Seu, que recuerda la entrada de Cristo en Jerusalen, fueron seguidos por bastantes turistas. De hecho, la bendición en el Palau Episcopal se hizo en catalán, español, inglés y alemán.

Público

La Catedral de Mallorca estaba completamente llena de público cuando concluyó la breve procesión desde el Palau Episcopal hasta la Seu.

Una vez allí, comenzó la Misa de la Pasión, donde el obispo recordó en su homilía la importancia de «renovar la fe de los cristianos».