La lectura es una de las actividades más recomendables para los niños y niñas durante el largo verano escolar. | M.Ant

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Estamos en plenas vacaciones escolares y muchas familias deben afrontar los suspensos escolares y las dudas sobre qué medidas tomar al respecto. Buscar las causas y encontrar las consecuencias, que sean asumibles para el niño, es la respuesta que ofrecen desde la comunidad educativa y los expertos pedagogos.

Hábitos

Un tiempo diario para los deberes y un espacio adecuado
«Los niños necesitan hábitos repetitivos y diarios», coinciden los expertos. «Durante el verano se tienen que mantener una serie de hábitos, aunque los horarios no sean los mismos que durante el curso, e intentar mantenerlos todos los días de la semana», explica Pep J. Quetglas Mas, vicepresidente del Consejo General de Colegios Oficiales de Pedagogos y Psicopedagogos de España.
«La familia puede colaborar muy positivamente en la adquisición de los hábitos de estudio de los niños y niñas que facilitarán su aprendizaje», aseguran desde un centro público de Palma. «No se puede tener una ruptura absoluta con el ritmo escolar, el síndrome postvacacional es más grave si hay una desconexión total; hay que continuar aunque se produzca algún tipo de interrupción», aconseja el pedagogo. Y añade, «la vuelta al cole será menos dramática si se ha mantenido la rutina durante el verano; no hay que dejar los libros colgados hasta septiembre».

Lectura

Dedicar alrededor de 20 o 30 minutos al día a la lectura y compartirla en familia
«Es fundamental practicar la lectura de forma comprensiva, ya que es un material básico para todas las asignaturas. Se recomienda intentar, en el momento de la comida y de la cena, comentar lo que los niños han leído, de manera que aprendan a sintetizar. También pueden llevar un diario que les servirá para aprender a hacer descripciones», recomienda Quetglas.
«El cómic es una buena forma de que los niños se incorporen a la lectura durante los primeros años de educación Primaria. Lo más importante es crear el hábito de la lectura, de forma rutinaria y diaria, porque si es algo puntual pasa a ser anecdótico. Se puede dedicar alrededor de 20 o 30 minutos diarios a leer, en función de la edad del niño, y comentar luego la lectura en familia, compartiéndola. Existen, también, materiales didácticos que contienen preguntas sobre los textos. Al mismo tiempo, los niños aprenden a sintetizar y a expresar lo que han sentido y lo que han vivido. Estas recomendaciones no son sólo para los niños con asignaturas pendientes, sino que es recomendable para todos en general. El fomento de la lectura debe generalizarse», explica Pep J. Quetglas.

Implicación

Valorar positivamente el esfuerzo que supone para el niño dedicar un tiempo al estudio
«Ofrecerle ayuda pero sin hacer su trabajo por él, elogiar sus éxitos, valorar positivamente su esfuerzo y cualidades personales» son claves para el desarrollo adecuado del niño en el entorno académico, aseguran los maestros.
«Los padres deben apoyarles, pero también explicarles que se necesita un esfuerzo por su parte. Su trabajo ahora es estudiar, es importante fomentar en los niños la cultura del esfuerzo, hacerles ver la necesidad de la labor diaria», aconseja Quetglas. Y añade, que «el tiempo de dedicación puede ser de una hora diaria de trabajo, se puede descansar los fines de semana y no hay que dramatizar si un día no se hace nada».
«Los padres pueden ayudar a sus hijos dentro de sus posibilidades pero teniendo en cuenta que la tarea deben hacerla los niños, y una vez realizada es importante comprobar la tarea del día y compararlo con lo que se ha anotado en la agenda», recomiendan los maestros.
Paralelamente, los expertos aconsejan no olvidar las actividades de socialización de los menores, cómo los campamentos y escuelas de verano, que con frencuencia incorporan materias curriculares además de las de tipo lúdico.