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La Guerra Civil española (1936-1939) «continúa siendo una caja de sorpresas». Esa es la opinión de un historiador experto en esa época en Mallorca, Josep Massot i Muntaner, que acaba de publicar un libro que intenta arrojar luz sobre unos de esos episodios que aún presentan sombras de dudas: el sumario de Antonio Espina, breve gobernador civil de Balears (nueve días escasos) coincidiendo con el estallido de la guerra.

Massot i Muntaner aporta en El calvari d’Antonio Espina i de Guillermo Roldán Mallorca, 1936-1940 (Lleonard Muntaner Editor, Palma, 2013) información documental de primera mano sobre la causa 18/1937, el proceso militar contra Espina y su jefe de policía, Guillermo Roldán. Ambos fueron objeto de un consejo de guerra. El fiscal solicitaba, inicialmente pena de muerte y, luego reclusión. Finalmente fueron absueltos y puestos en libertad.

Massot, que tuvo acceso a toda la documentación del proceso, que conserva el archivo de justicia militar, está convencido de que en este caso «aún no se ha dicho la última palabra».

Espina intentó suicidarse en varias ocasiones y paso un tiempo en el manicomio, donde le atendió Llorenç Villalonga. Hubo declaraciones ‘favorables’ que señalaban que no eran «frentepopulistas» al uso. En defensa del policía Roldán hay una declaración que señala, incluso, que evitó que el falangista Juan March Monjo (primo del financiero y abuelo de Joan March, exdirigente del PSIB y reciente académico de la Real Academia de Medicina de Balears) fuera asesinado.

Es una historia apasionante. «Seguro que algún día -señala Massot- podremos resolver el enigma de por qué el gobernador civil y el jefe de policía no fueron ejecutados pese a la poca simpatía que le demostraron sus sucesores franquistas».