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La organización conservacionista Oceana ha reclamado al presidente del Govern, José Ramón Bauzá, que inicie las conversaciones necesarias para la ampliación del Parque Nacional de Cabrera, como se comprometió el pasado marzo con la activista Alexandra Cousteau, nieta del famoso oceanógrafo.

Oceana ha solicitado por carta a Bauzá que se pongan en marcha las iniciativas para abordar el proyecto de ampliación de Cabrera, mediante la convocatoria de las conversaciones de trabajo que propuso el propio presidente al término de la entrevista mantenida el 8 de marzo con el director de Oceana en Europa, Xavier Pastor y con Alexandra Cousteau, que asesora a la organización, según ha informado la entidad en un comunicado.

Bauzá se comprometió a estudiar la propuesta de multiplicar por 10 la superficie del parque, tal como reclama Oceana, pero desde entonces la entidad no recibido ninguna comunicación al respecto.

Pastor ha recordado que «pescadores artesanales, centros de buceo, hoteleros, ecologistas, investigadores marinos y navegantes deportivos apoyan la ampliación del Parque Nacional de Cabrera», por lo que ha pedido a Bauzá «que dé un impulso al proyecto y no permita que lo ralenticen planteamientos burocráticos o ideológicos».

Tras la reunión celebrada el pasado 8 de marzo, Pastor remitió a Bauzá un escrito para responder a las dos objeciones principales que se plantean a la ampliación del parque que serían el coste y la oposición de los arrastreros, ambas cuestiones salvables en opinión de la entidad.

Oceana señala en el escrito a Bauzá la necesidad de que el Parque Nacional de Cabrera recupere el presupuesto y el personal de que disponía en 2011, pero subraya que la ampliación de la zona protegida no supondría apenas impacto económico.

La cuestión principal que plantea la extensión del área protegida es la vigilancia de pesca ilegal, pero ésta puede realizarse con los medios electrónicos actuales.

Por una parte, las embarcaciones de más de 15 metros de eslora llevan cajas azules que emiten señales que, a través de satélite, permiten detectar e identificar a las embarcaciones que entran en zonas no autorizadas para la pesca.

El sistema se encuentra ya en funcionamiento y su ampliación a aguas de mayor profundidad no representaría ningún incremento en el coste del parque.

Otros servicios existentes de vigilancia que se pueden optimizar son las patrullas del Servicio Marítimo de la Guardia Civil y el rádar ya instalado en Cabrera para controlar la llegada de pateras, según Oceana.

En cuanto a la oposición de los arrastreros, Oceana señala que quienes en realidad obstaculizan la ampliación de Cabrera son cinco únicos barcos de arrastre que faenan sobre «avellanó» (maërl) y coralígeno, principalmente en el Fort den Moreu y la reserva marina de Migjorn.

Este tipo de fondos marinos ya está protegido según la normativa española y europea, por lo que no se trata de prohibir nada nuevo, sino de hacer que cumplan la ley y se trasladen a faenar a los fondos del talud, como ya han hecho otros arrastreros de Baleares.

«Es francamente sorprendente que la principal oposición a la ampliación del Parque Nacional de Cabrera sea la de un grupo de armadores que se pueden contar con los dedos de la mano, cuyas embarcaciones son perfectamente identificables y que están violando la legislación en vigor», ha advertido Pastor.

«Por ello, nos interesa mucho conocer si el president Bauzá ha trasladado esta situación al ministro Miguel Arias Cañete, tal como nos aseguró que haría, y cuál ha sido la respuesta del ministro», ha pedido.