Ayer se cumplió el décimo aniversario de la derogación del impuesto sobre alojamientos turísticos, más conocido como la ecotasa, que supuso para las arcas autonómicas un ingreso de 96 millones de euros para uso finalista (inversiones en el ámbito turístico), pero los recursos planteados por los hoteleros motivaron un rosario de procesos judiciales, por entender los empresarios que había una doble imposición. Al final, el Tribunal Superior de Justicia de Balears (TSJB) desestimó los recursos en 2006 y ello propició el pago de la deuda.
El impuesto entró en vigor en mayo de 2002, bajo gobierno del Pacte de Progrés, y estuvo operativo hasta el 22 de octubre de 2003, que fue cuando el Parlament, con mayoría del PP, aprobó su derogación. En este año y medio el Govern contabilizó unos ingresos por valor de 96,4 millones (ver gráfico), pero los recursos de los hoteleros propiciaron que no hicieran efectivo el pago del impuesto, optando muchos ellos por presentan un aval bancario, pese a que ello suponía un recargo anual del 25 %.
Resolución del TSJB
La resolución del TSJB provocó que los hoteleros de Mallorca, Menorca, Eivissa y Formentera iniciaran el pago, aunque algunos han seguido recurriendo el impuesto por considerarlo inconstitucional.
En el gráfico se aprecia cómo a partir de 2006, los hoteleros fueron haciendo efectivo de forma progresiva el pago del impuesto, quedando solamente por abonar 400.690 euros. Desde enero de 2012 hasta septiembre de 2013, el Govern ha recaudado 13.194.377 millones, sumando en su conjunto 96.043.721.
17 comentarios
Para comentar es necesario estar registrado en Ultima Hora
Vamos a ver. Nunca he tenido nada que ver directamente con el gremio de la hostelería. Yo pago la basura que genero al igual que lo haces tú y todos los demás. La basura que hace el turista, como no puede ser de otra manera, la paga el establecimiento hotelero. Supongo que no quieres decir que el turismo sobra, ya que genera basura. No creo que quieras decir eso. Fíjate que no me rebates ninguna de mis palabras.
Ahora entiendo lo del manifiesto del til estos son unos arrastrados y tienen que agradecer los servicios que les estan prestando
Giem Colom, medias verdades, no hacen una verdad, en primer lugar,no veo porque un mallorquin tiene que pagar la basura que genera un turista con todo incluido, que ha pagado el billete en origen y cuyos beneficios solo el hotelero y el touroperador, saben donde han ido, pero la mier.. si sabemos donde la han dejado y en segundo lugar, es cierto que los hoteleros no tenian porque cobrarla Y QUE ADEMAS GENERABA UN TRATO DISCRIMINATORIO para los que venian a apartamentos o casas familiares, pero te recuerdo que AENA Y PUERTOS que son estatales y gobernaba Aznar con Abel Matutes, protagonizaron la mayor caida de pantntalones ante el lobby hotelero negandose a cobrarla y dejando a un gobierno legalmente constituido a los pies de los caballos, que luego se distribuyera de una forma u otra es ya otra cuestion
¿Qué explicaciones hay que dar a los turistas de qué? Hay un impuesto, o pagas o te quedas durmiendo en la calle. ¿No quieres volver el año que viene? Pues te jo-des. Así se construye un país, el que no paga por disfrutar de NUESTRA ISLA Y DE NUESTROS SERVICIOS que se largue y que no vuelva.
A mí me reclamaron judicialmente 12 euros de una tasa de no sé qué, y hasta que los pagué no me dejaron tranquilo.
Ustedes los hoteleros, sí que son inconstitucionales ,una verdadera verguenza!..
la ecotasa existe en casi todos los destinos turisticos. Que no se implante en ningun lugar de España no significa mucho o nada.
A un pequeño comerciante, ya le habrian expropiado, cualquier cosa que tuviera en propiedad, embargandole las cuentas, y negandole cualquier acceso a creditos o ayudas economicas
como estaria la economia de las islas si se hubiese seguido cobrando ese impuesto durante diez años?esos peperos que tanto miran por las islas son los culpables
Al igual que el TIL, una buena idea pésimamente llevada a la práctica, con prisas estúpidas e improvisaciones nefastas. Recuerdo que por entonces trabajaba en una recepción de hotel, y no se nos dio de nada. Teníamos que darles un recibo cutre de papelería a los clientes que, tras ímprobos esfuerzos y explicaciones a la hora de hacer el check-in, conseguíamos que pagaran. Cabreos, retrasos, interminables charlas con los representantes de los TT.OO., incredulidad... En resumen, una pesadilla para los trabajadores y para los clientes, que no para los hoteleros.