Reproducción hiperrealista de Juan González de Chves del alzado norte del castillo de San Carlos de 1662. | Pere Bota

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Las tres fases constructivas del castillo de San Carlos, el único en forma de baluarte de Balears, ya están difundidas en dibujos hiperrealistas debidos al arquitecto Juan González de Chaves, en una espléndida publicación con anexo de esa planimetría y en la que aportan la recensión histórica el profesor de la UIB Miguel José Deyá, y la responsable del museo, Elena Conde.

La aportación de González de Chaves a un mejor conocimiento de la fortaleza, reclamada por el Colegio de Mercaderes a comienzos del siglo XVII para evitar que los musulmanes saqueasen el entorno oeste del puerto de Palma, supone complementar los planos de base y la reconstrucción del volumen de «los tres castillos», con imágenes de secciones y conjunto con las que el lector puede hacerse una idea concreta de sus dimensiones, como si estuviera contemplando fotografías.

Peculiar

El conjunto defensivo de San Carlos está formado por la acumulación de obras de fortificación creadas sobre todo en las fases 1610-12, 1662-63 y 1890. Según González de Chaves, «lo peculiar del castillo no fue solo que se concibiera como una fortaleza cuadrada frente a las torres circulares propias hasta entonces de las Illes, sino que además estuviese realmente en la costa, cuando aquí la tradición era repeler las agresiones ya en el interior».

En todo caso, para el arquitecto, que ya publicó en 1986 la obra ‘Fortificaciones costeras de Mallorca’, «el principal problema de San Carlos como fortaleza artillera y defensiva, es que en sus dos concepciones del XVII resultó insuficiente para un frente marítimo tan amplio a batir, una especie de ilusión y de ambición nunca lograda para hacerse cargo de 17 kilómetros de bahía».

Ese inconveniente secular pareció entrar en vías de solución con la reforma definitiva de 1890, cuando la función del castillo de San Carlos ya no quedaba circunscrita a la defensa del puerto de Palma sino que formaba parte de un plan que abarcaba a toda la bahía. «El alcance de la artillería –señala González de Chaves– permitía hacer realidad el deseo inalcanzable por siglos, porque con los fuegos cruzados entre las baterías costeras Torre d’en Pau y Enderrocat se podía cubrir toda la embocadura».

Estrategias

En todo caso, durante cuatro siglos –de hecho hasta el fortalecimiento de las armas de aviación– la fortaleza llevó a cabo para este experto una función protectora del puerto de Palma que se corresponde, en el caso de las islas, «con la concepción de que el enemigo siempre viene por mar y por tanto la estrategia de defensa no podía ser otra que operar en todo el perímetro insular».

Para el arquitecto, el estado actual del conjunto del castillo de San Carlos «tiene solidez constructiva, aunque necesita una restitución de las caras y flancos que conformaban el baluarte al suroeste».