En primer lugar, se han implantado doce puertas automáticas para la lectura de tarjetas de embarque, pasando de 4 a 16 el número de accesos a la zona de los arcos de seguridad. Tras situar la tarjeta de embarque sobre el lector, el pasajero accederá a la zona cero, espacio situado entre las puertas automáticas y los arcos de seguridad y los rayos X. Además se ha ampliado la zona cero en 250 metros cuadrados para que el pasajero cuente con mayor espacio y visibilidad.
El aeropuerto también ha ampliado el número de arcos de seguridad, pasando de diez a doce en total, añadiendo cuatro máquinas más de rayos X. Todo ello incrementa en un 20 % la capacidad del proceso de inspección.
Otra mejora implantada ha sido la instalación de mesas con rodillos, alargando así las cintas transportadoras de equipaje automáticas ya existentes. De esta manera, el pasajero cuenta con más tiempo para depositar en las bandejas su equipaje y efectos personales, como móviles, monedas o cinturones, entre otros.
Asimismo, una vez pasado el arco de seguridad, el viajero cuenta con más tiempo y comodidad para recoger sus enseres ya escaneados.
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