El alcalde de Palma, Mateo Isern, acompañado por los regidores, han esperado junto a otras autoridades la llegada del presidente del Govern bajo el fuerte abucheo de una parte de los presentes, algunos de ellos vestidos con camiseta verde. Sin embargo, Joana Maria Camps no se ha incorporado al comité de bienvenida y ha entrado directamente al interior del recinto alejándose de la protesta popular.
Una de las escenas de la noche ha sido la unión y camadería que han mostrado Bauzá e Isern, coincidiendo incluso en su indumentaria: americana oscura, camisa clara y pantalón claro.
Una de las docentes presentes en la protesta se ha quejado ante la Policía del violento trato que ha recibido por parte de un miembro del equipo de seguridad del president del Govern.
La novedad ha venido de la mano de un docente que ha querido dejar constancia de que el TIL, la LOMCE y los recortes siguen siendo un campo de batalla para el sector educativo y ha protagonizado una pacífica protesta disfrazándose de Felipe V, con vestimentas de la época, una peluca rubia y una 'ikurriña' que recuerda el reciente lapsus de Joana Maria Camps.
La elección del disfraz responde a la filosofía de la campaña «La consellera cambiada en un mundo educativo cambiado», filosofía que en su día explicó uno de los portavoces de la Assemblea de Docents, Guillem Barceló: «Queremos poner a la consellera cabeza abajo como está Felipe V en el Museo de Xàtiva por haber incendiado la ciudad» tal y como Camps “ha hecho con el mundo educativo”. Por ello, muchos centros educativos han lucido en estos días retratos de Joana Maria Camps boca abajo.
El despliegue policial que ha acompañado el 'sus' de la Nit de l'Art es muy numeroso, llamando poderosamente la atención de los ciudadanos que se han acercado hasta el Born para disfrutar de esta cita cultural.
Cabe recordar que en la pasada edición ni el presidente del Govern ni la consellera d'Educació acudieron al Solleric al conocer la protesta convocada por la Assemblea de Docents.
139 comentarios
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Es vergonzoso mezclar una fiesta con la politica
ganando 2000 euros al mes,yo igual aprenderia chino.
Hola, soy Bausá! , el jeta . Para el populacho llamadme SEÑOR. ¿Qué.. que os ha parecido mi vacilada a la plebe? ... Se creían q me iba a esconder, jejeje. Pues encima me tomé unos copazos en un par de galerías amigas a la salud de los verdes, jajaja. Yo a lo mío, mis negocietes, mis contactos, mis trapicheos y chanchullos ... y que se espabilen los que vengan detrás, que yo ya no estaré, jjajajajajaja.
'Una siesta de doce años' Educar debe de ser una cosa parecida a espabilar a los niños y frenar a los adolescentes. Justo lo contrario de lo que hacemos: no es extraño ver niños de cuatro años con cochecito y chupete hablando por el móvil, ni tampoco lo es ver algunos de catorce sin hora de volver a casa. Lo hemos llamado sobreprotección, pero es la desprotección más absoluta: el niño llega al insti sin haber ido a comprar una triste barra de pan, justo cuando un amigo ya se ha pasado a la coca. Sorprende que haya tanta literatura médica y psicopedagógica para afrontar el embarazo, el parto y el primer año de vida, y que exista un vacío que llega hasta los libros de socorro para padres de adolescentes, esos que lucen títulos tan sugerentes como Mi hijo me pega o Mi hijo se droga. Los niños de entre dos y doce años no tienen quien les escriba. Desde que abandonan el pañal (¡ya era hora!) hasta que llegan las compresas (y que duren), desde que los desenganchas del chupete hasta que te hueles que se han enganchado al tabaco, los padres hacemos una cosa fantástica: descansamos. Reponemos fuerzas del estrés de haberlos parido y enseñado a andar y nos desentendemos hasta que toca irlos a buscar de madrugada a la disco. Ahora que al fin volvemos a poder dormir, y hasta que el miedo al accidente de moto nos vuelva a desvelar, hacemos una siesta educativa de diez o doce años. Alguien se estremecerá pensando que este período es precisamente el momento clave para educarlos. Tranquilo, que por algo los llevamos a la escuela. Y si llegan inmaduros a primero de ESO que nadie sufra, allá los esperan los colegas de bachillerato que nos los sobreespabilarán en un curso y medio, máximo dos. Al modelo de padres que sobreprotege a los pequeños y abandona los adolescentes nadie los podrá acusar de haber fracasado educando a sus hijos. No lo han intentado siquiera. Los maestros hacen algo más que huelga o vacaciones, y la educación es bastante más que un problema. Pido perdón tres veces: por colocar en un título tres palabras tan cursis y pasadas de moda, por haberlo hecho para hablar de los maestros, y, sobre todo sobre todo, porque mi idea es -lo siento mucho- hablar bien de ellos. Sé que mi doble condición de padre y periodista me invita a criticarlos por hacer demasiadas vacaciones (como padre) y me sugiere que hable de temas importantes, como la ley de educación (es lo mínimo que se le pide a un periodista esta semana). Pero estoy harto de que la palabra más utilizada junto a escuela sea ‘fracaso’ y delante de educación acostumbre a aparecer siempre el concepto ‘problema’, y que ‘maestro’ suela compartir titular con ‘huelga’. La escuela hace algo más que fracasar, los maestros hacen algo más que hacer huelga (y vacaciones) y la educación es bastante más que un problema. De hecho es la única solución, pero esto nos lo tenemos muy callado, por si acaso. Mi proceso, íntimo y personal, ha sido el siguiente: empecé siendo padre, a partir de mis hijos aprendí a querer el hecho educativo, el trabajo de criarlos, de encarrilarlos, y, mira por donde, ahora aprecio a los maestros, mis cómplices. ¿Cómo no he de querer a una gente que se dedica a educar a mis hijos? Por esto me duele que se hable mal por sistema de mis queridos maestros, que no son todos los que cobran por hacerlo, claro está, sino los que son, los que suman a la profesión las tres palabras del título, los que mientras muchos padres se los imaginan en una playa de Hawái están encerrados en alguna escuela de verano, haciendo formación, buscando herramientas nuevas, métodos más adecuados. Os deseo que aprovechéis estos días para rearmaros moralmente. Porque hace falta mucha moral para ser maestro. Moral en el sentido de los valores y moral para afrontar el día a día sin sentir el aprecio y la confianza imprescindibles. Ni los de la sociedad en general, ni los de los padres que os transferimos las criaturas pero no la autoridad. ¿Os imagináis un país que dejara su material más sensible, las criaturas, en sus años más importantes, de los cero a los dieciséis, y con la misión más decisiva, formarlos, en manos de unas personas en quienes no confía? Las leyes pasan, y las pizarras dejan de ensuciarnos los dedos de tiza para convertirse en digitales. Pero la fuerza y la influencia de un buen maestro siempre marcará la diferencia: el que es capaz de colgar la mochila de un desaliento justificado junto a las mochilas de los alumnos y, ya liberado de peso, asume de buen humor que no será recordado por lo que le toca enseñar, sino por lo que aprenderán de él. ¡Casi ni me creo que se hable así de los MAESTROS! ¡¡¡Esto es una inyección de moral, que falta nos hace!!!
Estos educadores deberían de inhabilitarlos de por vida. No quiero que unos mal educados y sinvergüenzas eduquen a nuestros hijos. Que educación esperamos que den esta gentuza, al paro todos YA
Ánimo Bauza, no te dejes amedrentar, y sigue en tu puesto, lo estas haciendo muy bien
Yo fui testigo de este escrache y fue de vergüenza. Los antiTIL ya han demostrado sobradamente la "esmerada" educación que tienen y que quieren transmitir a nuestros hijos. Deplorable.
Me pregunto: ¿Para que queremos PSIB, PSM, MÉS, PP, Stei-i, UGT y CCOO, si luego vienen los de la Asamblea de Docentes (sin voz ni voto) y se llevan el gato al agua, hacen lo que quieren y todos los docentes de la CRIDA, la VAGA y catalinos, les obedecen?????
Los cuatro payasos de siempre lan logrado convertir la Nit de l'Art en la del FART de ellos .
Una API, no debería poder elegir en qué lengua han de estudiar mis hijos, es más, una API no debería poder ser consellera de educación.