Miquel Ensenyat. | M. À. Cañellas

TW
5

«Todos deberíamos admirar lo que ha pasado en el Consell de Mallorca, porque es un ejemplo de lo que ha de ser un pacto entre partidos de izquierdas: fijarse en el contenido y en los objetivos más que en las personas, en las jugarretas y en los maquiavelismos». Así se ha expresado este fin de semana un dirigente del PSIB. Este partido no tendrá la presidencia, que ostentará Miquel Ensenyat de MÉS. Pero la satisfaccón es total porque en el Consell se ha alcanzado un acuerdo de caballeros sin marrullerías y sin heridas, que anuncia una buena gestión los próximos cuatro años.

Detras de todo buen pacto hay buenas personas. Esa es la clave. El ecosoberanista Miquel Ensenyat, el socialista Xisco Miralles y el podemista Jesús Jurado han dado una lección de anteponer sus convicciones políticas a sus intereses personales o de grupo. «Y los que tienen detrás en la lista de elegidos, exactamente lo mismo», afirma un conocedor de la negociación, que ha quedado boquiabierto por la empatía que ha existido entre todos ellos en política medioambiental, cultural o de impulso de los ayuntamientos.

El socialista Miralles se ha olvidado adrede desde el primer momento de que podía aspirar a presidir la institución. «Le ha importado mucho más desarrollar un proyecto consciente de que dentro de cuatro años recogerá los frutos». Jurado se ha mostrado también como «un perfecto progresista, orgulloso de contribuir a hacer avanzar su isla». Ensenyat no es un político «con ínfulas de figurón. Ha sabido comportarse como lo que es: un primus inter pares. De ahí que antes de ser investido ya se ve a las claras que será el presidente de todos».

Menorca

Tal armonía contrasta con el desaguisado de Menorca. MÉS y PSIB se disputan la presidencia, poniendo en un aprieto a las direcciones de Palma. La situación se especialmente delicada para Francina Armengol. En Menorca los socialistas apoyaron mayoritariamente a Aina Calvo en las primarias del año pasado. «Y ya se sabe que por donde pasa Calvo las peleas duran años y años». Además, interiormente el PSIB menorquín es un nido de peleas y divisiones. Armengol tiene que luchar por ellos y así lo hace. Mientras, MÉS conoce las interioridades socialistas y juega fuerte para obtener la presidencia.«La solución más lógica es el doblete, dos años para cada formación. Pero ya se verá qué ocurrirá en la práctica», afirman fuentes socialistas.

El ejemplo del Consell de Mallorca no debería quedar en saco roto una vez que proclame al president y al equipo de gobierno.«Tiene que ser un espejo de concordia para toda la legislatura, que irradie optimismo, sobre todo si en el Consolat hay nervios y disfunciones entre la presidenta Armengol y el vicepresident Barceló».

Ya se palpa en el ambiente que podría reproducirse la situación de la legislatura 1999-2003, con Francesc Antich de president y Pere Sampol de vicepresidente económico. El Govern era en realidad dos mundos prácticamente aislados entre sí. Corresponde ahora a Armengol y Barceló no cometer los errores del pasado. Porque en 2003, debido a estas disensiones, el vencedor por mayoría absoluta fue Jaume Matas y aquella legislatura acabó en desastre. Muchas de sus consecuencias: Palma Arena, Nóos, Cola Cao...se arrastran hasta nuestros días.