Álvaro Gijón y Mateu Isern. | Joan Torres

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Estaba cantado. José María Rodríguez ha cogido a su pupilo Álvaro Gijón por la correa y el cuello de la camisa y lo ha lanzado al ruedo. Disputará a Mateu Isern ser el número uno al Congreso el 20D. Los 160 miembros de la Junta Directiva Insular del PP tendrán que decidir a principios de noviembre entre uno y otro gallo. Muchos miembros de la Junta estarán sometidos a más presiones que el portero del infierno. Los tiempos del «un hombre, un cargo» se han acabado. Álvaro es ahora mismo secretario general del PP-Palma, diputado autonómico y concejal de Cort. «Se supone que renunciará a varias sillas si sale elegido candidato», comentan en el partido.

Este duelo de titanes no tiene antecedentes en la accidentada historia del PP Balear. En la pasada legislatura Isern era el alcalde y Gijón teniente de alcalde de Turismo de Cort. La pelea que protagonizaron dejó en juego de niños la revuelta de la tribu zulú en el Transvaal allá por el siglo XIX. En algunos despachos de Cort aún quedan grietas del griterío histérico que se armó.

El casino-goma 2

La bomba de neutrones que desató el ruido y la furia se llamaba segundo casino de Palma, que en paz descanse. Hace ya más de dos años el Govern Bauzá autorizó un nuevo centro de juego en la capital, después del pertinente concurso. La jauría rodriguista se relamía la baba de las comisuras ante tan sabroso bocado. Era sobrasada frita con miel. La tropa de José María apostó por la opción que quería ubicarlo en la Playa de Palma. Lo tenían asegurado. Las bases del concurso establecían que se primaría la instalación que se situase en una «zona turística madura». Era pan comido. En Palma no había más zona madura que la Playa de Palma. Y con Álvaro y su gente gastando moqueta en los despachos de Cort, no habría problemas.

Pero se había presentado al concurso otra opción propiciada por una empresa con inversores madrileños. Se llevaban muy bien con Mateu Isern...y con algunos peces gordos de Génova. Proponían hacer el casino en el Teatro-Bingo Balear, detrás del Mercat de l'Olivar y muy cerca de la Plaza de España. El lugar era bueno, pero no podía competir jamás, según las bases, con el caramelo por el que apostaban los rodriguistas. De hecho, el propio Álvaro Gijón firmó favorablemente el informe económico presentado por la empresa del Balear. No era un adversario. Ingénuos madrileños...

Pero cuando la mesa-jurado, compuesta básicamente por técnicos del Govern, aún no había tomado la decisión, saltó la bomba atómica, la Hiroshima Little Boy. El Govern, a propuesta de la Conselleria de Turisme comandada entonces por el desaparecido Carlos Delgado, había declarado la Playa de Palma zona turística madura ¡a posteori de la publicación de las bases del concurso! Fue una cantada de Festival de Eurovisión. ¿Qué había detrás de aquella metedura de pata?¡El chollo maduro había quedado sin efecto! El asunto podía acabar en los tribunales...Y a la mesa de contratación le entró el canguelo. Los técnicos decidieron, con buen y sano criterio, adjudicar el casino a la oferta del Teatro Bingo Balear. El rodriguismo se puso en estado catatónico. Y Bauzá se escondió detrás de la cortina...Hace un par de años aún estaban muy frescas las heridas de la imputada general de peperos por parte de la Fiscalía cuando Antich mandaba en el Cosolat y Rubalcaba en Moncloa. No eran tiempos de trapicheos. Los rodriguistas clamaron venganza. Fijaron sus ojos en Isern, al que identificaron como al pérfido brujo que les había dejado en taparrabos.

La empresa del Balear, ya ganadora, se puso en marcha a todo pistón. Convocó a los ciudadanos a presentar currículums mientras el paro azotaba Mallorca. Centenares de isleños formaron largas colas para conseguir un puesto de trabajo. Y en esto llegó el contraataque rodriguista. Marca de la casa. Salió el teniente de alcalde Gijón y dijo que de casino en el Balear nada de nada porque incumplía las ordenanzas municipales ya que una instalación de este tipo no puede tener edificios anexos con viviendas particulares.

Apocalípsis

El enfrentamiento Isern- Rodríguez-Gijón adquirió em aquel instante trágico ribetes del Libro de la Apocalipsis. Puertas adentro, se dijeron de todo. No era para menos. Durante décadas, el Teatro Balear fue circo. Varias generaciones de palmesanos contemplaron allí dentro osos montando en bicicleta, latigazos a tigres, elefantes juguetones y muchos payasos. ¡Pero ahora no se podía instalar ni una puñetera ruleta porque había vecinos! La contumacia de los rodriguistas fue tal que Palma se quedó sin su segundo casino. Todos habían perdido. Y el rodriguismo ni olvida ni perdona.

Desde entonces, el odio africano hacia Isern creció como un souflé. Después, la historia es conocida. Presionaron a Bauzá para que decapitase a Isern y le desterrase de Cort. Forzaron al sanedrín del Consolat a sacarse de la manga a la tierna Marga Durán para que fuese la candidata a alcaldesa. Lo lograron. Bauzá necesitaba a los rodriguistas en su enloquecida cruzada contra todo lo que oliese a lengua y cultura catalanas. Se apoyó en ellos. El desastre final estaba servido. Las urnas dictaron sentencia.

Ahora la junta directiva del PP de Mallorca tiene que decidir entre Isern y Gijón. Las presiones van a ser de película de Drácula. Si cobrasen entrada para contemplarlas, habría cola A los directivos que vayan de tibios o deban favores les silbarán las orejas. Y que nadie lo olvide: José María se ha puesto otra vez la púrpura de mando y dirige el teatro de las operaciones. Vienen días desmelenados y de rugidos secos y profundos que dejarán en nada la potencia aterrorizadora del león de la Metro Goldwin Meyer.Hagan juego, señores. La bola ya da vueltas.