La procesión del Crist de la Sang empezó este Jueves Santo con estricta puntualidad y una considerable muchedumbre que aguardaba su salida desde la plaza del Hospital. | Jaume Morey

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La procesión del Crist de la Sang empezó este Jueves Santo por las calles del centro de Palma a las 19:00 horas con estricta puntualidad y una considerable muchedumbre que aguardaba su salida desde la plaza del Hospital.

Un cielo sereno, una temperatura agradable y una ausencia casi completa de viento aguardaban el comienzo de la estación de penitencia de todas las cofradías de la capital balear, que salieron respetando un riguroso orden de aparición, de más reciente creación a más antigua.

Uno de los momentos culminantes de la noche fue la aparición del Crist de la Sang, imagen que da nombre a la procesión al ser una de las más veneradas de la ciudad.

Escoltado por los prohoms y portado por los sobreposats de la Cofradia de la Preciossísima Sang del Nostro Senyor Jesucrist es llevado hasta la Seu. En esta ocasión, el Crist de la Sang ha llegado a la catedral a las 2:17 de la madrugada del Viernes Santo, después de salir de la Sang a las 00:10 horas.

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En el Ajuntament de Palma, los concejales Angèlica Pastor, Miquel Perelló, Javier Bonet, Sánchez y Bauzà (este último vestido de cofrade) le han entregado la ofrenda. Eran las 02.00 horas.

A lo largo del recorrido, seguido por un numeroso público, muchos de ellos descalzos, se han podido ver banderas a media asta en recuerdo de las víctimas de los atentados de Bruselas.

El paso de la Virgen de la Esperanza ha sido, como es tradicional, intensamente aplaudido. La temperatura ha ido descendiendo a medida que avanzaban las horas.

La Reina Sofía no quiso perderse la tradicional procesión y se la pudo ver, en compañía de su hermana Irene, en frente de la entrada principal del Consell a pie de calle.

La devoción a la imagen del Crist de la Sang cuenta con una importante tradición entre los palmesanos. No en vano preside desde el año 1564 la procesión del Jueves Santo en Ciutat, tratándose de una de las más veneradas de Mallorca, algo que se hace patente por los numerosos aplausos y gritos que recibe durante todo el recorrido.