La expresidenta del Consell de Mallorca, Maria Antònia Munar, durante la sesión de este lunes en juicio por el caso Can Domenge. Munar no ha mirado en ningún momento a las cámaras de los medios de comunicación. | Jaume Morey

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La expresidenta del Parlament balear y de UM, Maria Antònia Munar, ha admitido este lunes entre lágrimas que cuando era presidenta del Consell de Mallorca reclamaron un soborno de 4 millones a la empresa Sacresa por el concurso de Can Domenge: «Confieso que hubo un cohecho y siento mucho este hecho», ha dicho en el juicio.

«No solo estoy privada de la libertad, estoy muerta política, económica y socialmente», ha dicho Munar ante el jurado que la juzga por el presunto cohecho pasivo de Can Domenge, en el que la Fiscalía y el Consell de Mallorca piden que sean condenada a 4 años de prisión y que pague 7 millones de multa.

A preguntas de su abogado ha puntualizado que cuando se reclamó el dinero a la empresa que concurría la concurso de Can Domenge, creyó que era a beneficio de Unió Mallorquina. «Yo pensaba que todo era para el partido», ha asegurado.

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«Estoy muy arrepentida y por esto he intentado que mi familia aportara una cantidad para paliar el hecho y no tengo ningún otro bien, tengo todos mis bienes embargados, la herencia de mi padre, todo lo que he ganado, no tengo absolutamente nada», ha dicho sobre los 150.000 euros que ha consignado ante la Audiencia de Palma como reparación del daño.

«Yo he querido declarar para que quedara constancia de que los hechos se han producido, ahora lo conozco todo, estoy de acuerdo, me arrepiento muchísimo», ha insistido Munar, que ha dicho no saber quien fijó la cuantía a reclamar, de 4 millones de euros, ni ha respondido a cuánto le correspondió a ella o dónde lo guardó.

«Pido perdón por todo lo que ha pasado, si no he confesado antes es porque no he podido», ha dicho Munar, que ha explicado que hace un año aproximadamente que decidió «cooperar con la Justicia y declarar».

El exvicepresidente del Consell de Mallorca Miquel Nadal, también acusado, ha declarado por su parte que «nada se hubiera hecho sobre este asunto en el Consell sin el consentimiento de la presidenta». Nadal ha admitido que había «caja b» en UM y que la gestionaba Miquel Àngel Flaquer.