Durante su declaración como testigo en el juicio que se celebra desde este lunes por el presunto pago de un soborno de cuatro millones de euros por parte de la promotora Sacresa a cambio de resultar adjudicataria de los terrenos palmesanos de Can Domenge, la inspectora ha subrayado que había otros casos en que «se hacía una especie de lotería para que el dinero se revirtiera».
«Todo parecía muy mafioso», ha remarcado la testigo, recordando además que numerosas personas cobraban su nómina de la Administración pública cuando en realidad hacían trabajos para UM.
En esta línea, ha recordado que se hicieron varios registros en las viviendas que Munar posee tanto en Costitx como en Palma en buscar de cajas fuertes. En uno de los inmuebles, ha relatado, hallaron una caja de Leroy Merlin que contenía parte de dinero. Respecto a otra de las cajas fuertes halladas, ha recordado cómo el marido de Munar «tuvo que ir a Costitx a por las llaves: era una caja tan grande que apenas había nada».
Respecto al cohecho juzgado en esta causa, la policía ha recordado que se investigó si el dinero había viajado en barco privado o de línea desde Barcelona -donde tiene su sede Sacresa- a Palma, si bien posteriormente «supimos que Sacresa tenía aviones privados y los investigamos».
Finalmente, constataron que en 2006 se realizaron varias extracciones de diversas empresas vinculadas a la promotora catalana y que la entrega de dinero se hizo cerca del aeródromo de Son Bonet.
En cuanto al acusado que ejerció de intermediario en la recogida y la entrega de los fondos en la capital balear, Miquel Llinàs, la testigo ha manifestado que éste acudió voluntariamente a la Policía porque «se daba por aludido» cuando en los diarios hacían referencia a los hechos.
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