Miquel Vidal. | Joan Torres

TW
5

Estaba cantado aunque los protagonistas lo nieguen. La pugna por el poder en el seno del PP balear se parece cada vez más a la canción «Mi carro» de Manolo Escobar. Todo el mundo canta, hace de palmero y... aguarda acontecimientos mirando de reojo. ¿Quién va a controlar la estructura de poder y quién será el líder del partido la próxima primavera? ¿Quién tiene escondido el carro al que tiene que subirse el partido? Misterio. Solamente Miquel Vidal, el gran maestro-adormidera, lo sabe. Y Miquel únicamente moverá ficha cuando tenga la seguridad de que él presidirá el partido y no Biel Company.

La calle Génova quiere congresos regionales para justo antes de las vacaciones de Semana Santa. Eso quiere decir que Biel Company tiene que presentar candidatura muy pronto. ¿Pero tiene los suficientes apoyos? Esa es la duda. Es un hecho objetivo que Miquel Vidal, que se ha tirado más de un año presumiendo de interino, no ha movido un dedo de manera seria por Company, que se ha chupado decenas y decenas de reuniones dentro de su gran ambiente regionalista, donde ha escuchado muchas voces de simpatía, pero no ha vivido adhesiones inquebrantables. Muchos le sonríen pero casi nadie parece dispuesto a llevarle bajo palio. ¿Quien inyectó somnífero para que la tropa no formase incondicionalmente detrás de Company? Sólo uno, el sumo hacedor de Santanyí: Miquel Vidal. ¿Y cual es su objetivo? Cada vez está más claro. Lo ve hasta un ciego: la bicefalia. Él ser presidente del partido y pedirle a Biel que sea el candidato a la presidencia del Govern.

Pero en política hay una ley implacable: sin territorio no eres nadie, por mucho que se suban en un globo. Company no puede aceptar esta propuesta y es más que probable que rechace la oferta que todo huele que le propondrá Vidal. A buen seguro que Miquel tiene previsto este meneo, tan garboso como implacable. Lo hará con sonrisa Manolo Escobar, naturalmente. Sabe que Company no aceptará y tiene calculado que el exfutbolista perderá los nervios como cuando jugaba de delantero centro y le cosían a patadas. Además, cuando Company intente algún movimiento serio para erigirse en candidato oficial, verá que Vidal le ha segado la hierba bajo los pies. Pa-ta-pam: tarjeta roja y a la caseta.

Está escrito desde el pasado verano.

Y a buen seguro también que Miquel ya tiene preparado a su candidato de repuesto, más joven y manejable, una cara dulce y de empuje al que sea fácil colocarle las riendas y que pueda disputarle la presidencia a Francina el 2019. Un muchacho leal que consienta que Vidal corte mucho bacalao desde la sede del partido. Este es el auténtico carro del poder dentro del PP, aunque no se vea. ¿Dónde está el carro?.

Company se ha movido mucho dando vueltas a la nada mientras Vidal manejaba las ruedas de manera sutil. El carro está en manos de Vidal. Lo sacará en el momento oportuno. Le ofrecerá a Company ser el mulo de carga a sabiendas de que se negará.

El siguiente paso es sacarlo de quicio para continuar él en el poder y preparar a su caballo trotón para los comicios. Tiene más gente detrás de lo que muchos suponen. El secreto para esconder un carro es no dejar nada a la improvisación. Así no te pillarán nunca. Así parecerá que Company arroja la toalla de motu propio y que el partido «implora» a Vidal para que siga manejando el aparato, la dirección y la velocidad del vehículo. «Donde quiera que esté, el carro es mío».