Guillermo Férnández Vara, presidente extremeño. | Efe

TW
23

Hamlet y sus eternas dudas era un pajarito de aldea al lado del trauma interno que vive en la actualidad el PSIB. A fuerza de mucho empeño han conquistado la paz interna y la presidencia del Govern, pero lo que les llega de la Península es para echarse al monte. No saben cómo reaccionar ante el cacao en que se ha convertido el PSOE.

La última guindilla a este funeral la ha puesto Guillermo Férnández Vara, presidente extremeño, que subvenciona con mil euros a cada paisano suyo que renueve el mobiliario. Es el mismo Vara que participó de forma activa en el golpe de mano contra Pedro Sánchez cuando éste se e atrevió a insinuar que quería formar un Gobierno con Podemos y con el apoyo de los soberanistas catalanes.

De la mano de andaluces y manchegos, todos subvencionados y cobrando a expuertas de las arcas de Madrid, Vara fue uno de los jeques sudistas que impidieron el cambio en España, apuntalaron a Rajoy en Moncloa y cercenaron el paso al Estado federal.

Está claro que los grandes poderes madrileños le han premiado. Cama buena y sofá de plumas 'pa tóos'. A descansar a gusto, que hace falta. Lo malo de los aliados objetivos de la derecha centralista es que acaban mostrando el plumero. Vara gestiona un PIB ridículo para el potencial extremeño y uno dineral público digno de una comunidad avanzadísima y próspera. Extremadura es un chollo consentido y manipulado. Con los mismos habitantes, produce la mitad (si llega) de Balears, pero tiene dinero para mobiliario de cocina de primera calidad, aparte de cantidades ingentes para servicios sociales.

¿Cómo afronta el PSIB esta bofetada? ¿Como asume que haya mucho más dinero para educación en Badajoz que en Palma, en Trujillo de la Serena que en Calvià, en Mérida que en Maó? ¿Por qué es tan injusto producir a tope para luego pasarlas canutas para mantener los servicios básicos? Para el PSIB esta discriminación significa seguir perdiendo apoyos entre la clase media isleña, cada vez más harta de tomaduras de pelo.

El drama más patético se encuentra en la calle Ferraz. Allí mandan ahora andaluces, manchegos y extremeños con un espantapájaros asturiano al frente. Con estas alforjas, el expolio fiscal balear continuará siendo asfixiante. La derecha económica madrileña ha demostrado una vez más su habilidad. Sofás y camas para los extremeños y subvenciones mil para los andaluces supone captar aliados objetivos e interesados que ejercen de tapón ante las exigencias de las comunidades periféricas más activas, progresistas emprendedoras y laboriosas. Baleares, catalanes, valencianos...jugosos limones a exprimir por el poder central con políticos extremeños y andaluces del PSOE ejerciendo de guardianes del cortijo.

Y el PSIB no halla la respuesta a esta evidencia. No hay fuerza para pegar un golpe en la mesa de Ferraz. Ni coraje para empujar a Francina Armengol para que presente su candidatura a la secretaria general del PSOE. Es más que posible que la laminasen, pero este gesto de dignidad abriría muchas conciencias en la mitad norte de la Península, incluso entre sectores progresistas madrileños.

Resignarse es ponerse de rodillas ante Vara, Susana y Page, los tres pages de los Magos del poder económico madrileño.