Las colas que se producen en los locales del tardeo molestan a los vecinos de la zona, ya que aseguran que se generan mucho ruido. | Pilar Pellicer

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Los vecinos de Santa Catalina exigen más presencia policial en la zona para evitar las molestias que sufren por el tardeo: ruidos, suciedad, consumo de drogas. «El incesante ir y venir de personas por las calles provoca innumerables salidas de tono: risas, gritos, sonidos de silbatos y trompetas, peleas, etc., debido a la ingesta de bebidas alcohólicas », explica la presidenta de la Asociación de vecinos de Santa Catalina, Jacinta Galindo.

El consumo de drogas es otro de los problemas que sufren los vecinos de esta barriada. «La semana pasada yo misma me encontré con una situación penosa, dos hombres de unos 40 o 45 años estaban en el portal donde reside mi madre esnifando droga. También una vecina que vive en la calle Dameto, que tiene niños adolescentes, me comunicó su inquietud por esta misma situación», relata Jacinta. En su opinión, «el problema se está descontrolando» y argumenta que las personas que asisten al tardeo «hacen sus necesidades en plena calle, vomitan en las entradas de las fincas y rompen mobiliario urbano y enseres personales, incluso vehículos».

Ante esta situación, los vecinos solicitan al Ajuntament de Palma más presencia policial en la zona para que puedan realizar «un control exhaustivo de todas las calles donde el problema es más latente». En este punto, exigen que la Policía Local «haga cumplir la normativa, no solo de ingesta de bebidas alcohólicas en la vía publica»; así como que «se añadan en la ordenanza sanciones por el comportamiento incívico ».

Sin embargo, sus peticiones no han tenido respuesta, pese a que han solicitado varias reuniones con la regidora de Seguretat Ciutadana, Angèlica Pastor, que hasta la fecha no les ha recibido. Por ello, algunos vecinos «pretenden hacer guardias nocturnas y tomarse la justicia por su mano», concluye Jacinta. Desde la Policía Local responden que no está previsto aumentar la presencia policial, ya que la impresión general de los agentes es que «el problema esta más o menos estabilizado y, como cualquier otra zona de ocio, se producen quejas que intentaremos paliar en la medida de lo posible