El aparcamiento no cuenta con máquinas automáticas para el pago de las tarifas en todas las plantas. | TERESA AYUGA

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El aparcamiento subterráneo de la Plaça Major presenta algunas deficiencias y su estado de mantenimiento no es el mejor, según denuncian de algunos usuarios. De las tres plantas con que cuenta solo en dos, la 1ª y la 3ª, hay maquinas de pago automáticas, por lo que si se aparca en la 2ª se debe subir o bajar para abonar la tarifa. Esta sería la principal carencia, que se suma a un mantenimiento muy justo de unas instalaciones que tienen cerca de 50 años.

Este aparcamiento es gestionado por Aparcamientos Insulares S.A. desde hace 48 años y en septiembre del año 2019 deberá ser revertido al Ajuntament de Palma, por lo que desde Cort se comprende que la empresa no vaya a a realizar a estas alturas según qué inversiones.

El concejal de Mobilitat, Joan Ferrer, afirma que la empresa cumple los pliegos de condiciones que rigen este párking, pero recuerda «son pliegos de hace 50 años y no se pueden cambiar». Explica que «nosotros podemos velar porque se cumplan los requisitos de seguridad y los pliegos, pero no podemos actuar en la atención al cliente o si hay más o menos máquinas de pago». Otra cosa será, añadió el edil, cuando se revierta el aparcamiento a Cort, «pues entonces aplicaremos los estándares de calidad de la SMAP y se harán las inversiones necesarias».

Por su parte, el gerente de la SMAP, Pedro Manera, informa de que técnicos de esta sociedad inspeccionarán el parking para comprobar que éste se entregue «en buen estado de funcionamiento», según establecen las bases que no especifican más que eso.

Peatonalizaciones
El aparcamiento dispone de 540 plazas, la mayoría de rotación, pero también hay algunas de titularidad privada. Su futuro va unido al de las galerías comerciales de la Plaça Major, donde el Ajuntament es propietario de muchos de lo locales en concesión.

Este aparcamiento y el del Comtat del Rosselló son los más antiguos de Palma (éste último retornará al Consistorio en 2018) y el fin de la concesión permitirá al Ajuntament avanzar en su plan de nuevas peatonalizaciones de calles del centro de la ciudad.

«En un principio estos aparcamiento serán de rotación –expone Ferrer–, pero paulatinamente irán ganado espacio los abonos para residentes para poder ir eliminando tráfico en superficie y peatonalizando nuevas zonas».