Los accesos a Palma se colapsaron el pasado viernes. | Jaume Morey

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Turistificación, saturación, masificación, insostenibilidad... Son los conceptos que copan los debates públicos en Baleares por segundo verano consecutivo. El incremento de visitantes, especialmente en los meses de verano, ligado al ‘boom’ de la oferta de alquiler vacacional, ha encendido una discusión que no hace más que subir de intensidad y en la que están sobre la mesa situaciones cotidianas como los atascos en las carreteras y autopistas, el difícil acceso a playas y parajes naturales y el encarecimiento del precio de la vivienda, especialmente de alquiler.

Se trata solo de algunos aspectos que están en continuo debate. Grupos ecologistas y entidades ciudadanas han lanzado una campaña en contra de esta turistificación de las Islas, acusando tanto a empresarios del sector como a responsables políticos de la situación «nada deseable» que vive Baleares. Este escenario obliga a plantear la cuestión de si las Islas han llegado al límite de su capacidad. La respuesta no es única ni unánime, como tampoco lo son las medidas propuestas para revertir la sensación y/o situación de saturación.

Se trata de una cuestión transversal que no compete a un solo departamento, pero las conselleries de Turisme del Govern y de Urbanisme i Territori del Consell son las más implicadas. Y es que muchas de las respuestas que planeta este debate tienen su solución en el ámbito territorial.

Planificación

A la hora de responder a si Mallorca ha llegado al límite de su capacidad, la consellera insular de Urbanisme i Territori, Mercedes Garrido, reconoce que es una respuesta «compleja, con muchos factores implicados», por lo que dice: «Ni sí, ni no».

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De acuerdo con el planeamiento urbanístico actual, la Isla aún tiene capacidad para crecer, sin embargo, Garrido admite que los recursos naturales de Baleares «son limitados». Por este motivo, apuesta por estudiar la limitación de estos recursos que pueden verse amenazados por un exceso de plazas turísticas ofertadas. Precisamente el Plan de Intervención en Ámbitos Turísticos (PIAT) que está elaborando el Consell debe poner el enfoque en estos aspectos.

De acuerdo con los últimos datos de la Dirección General de Tráfico (DGT), en Balears hay registrados unos 900.000 coches, a los que habría que sumar poco más de 50.000 de alquiler, ya que el resto de rent a car ya figuran en el censo de la DGT. La intensidad media de las carreteras de la Isla ha evolucionado al alza en los últimos años. Según Garrido, si bien es cierto que en verano hay un mayor volumen de tráfico, insistió en que «cualquier día laborable de invierno a las 8.30 horas los accesos a Palma están colapsados, y no son precisamente turistas».

Límites

Pese a no existir ningún estudio de la capacidad, el Plan de Carreteras sí que establecía una previsión de tráfico, superior al millón de vehículos, que todavía no se ha alcanzado. Al igual ocurre con el Plan Territorial y las Directrices de Ordenación Territorial (DOOT). Esto no significa, sin embargo, que se tenga que seguir creciendo «de forma desmesurada». «Hay que poner orden y ‘seny’» defiende Garrido.

Consell y Govern aseguran que trabajan en esta línea. Una de estas iniciativas es que, «por primera vez, se limitará el número de plazas turísticas». Los consells tendrán potestad para variar la bolsa actual, que en Mallorca es de 43.000 plazas –tanto para nuevas camas hoteleras como de alojamiento vacacional. Garrido, por ahora, lo tiene claro: «No habrá incremento, y debemos estudiar si rebajamos la cifra».