Soma pintó un sombrero que representa al comercio y a Mallorca. En la imagen, el artista durante su trabajo, con la dueña de la tienda. | Pere Bota

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Cada vez son más las comunidades de vecinos o comerciantes de Palma que deciden decorar, de la mano de un artista, sus cierres o puertas de garaje para combatir el vandalismo y los grafitis no deseados. Para ello contratan a un artista para que les pinte un grafiti o dibujo, normalmente de un paisaje urbano, en su barrera de seguridad del comercio o del aparcamiento, confiando en esa ley no escrita por la que un grafitero no pinta sobre un dibujo ya hecho y firmado.

Tomeu Mercadal, tercera generación de propietarios de la tienda Golfos, en la calle Pas d’en Quint, en el centro de Palma, fue uno de los que optó por esta iniciativa cansado de limpiar pintadas. Fue hace 7 u 8 años, recuerda, cuando encargo un espectacular dibujo que ahora decora su negocio cuando tiene el cierre bajado.

Aun así, no está a salvo del todo del vandalismo, ya que reconoce que cada dos o tres meses tiene que pintar los laterales de su entrada para quitar las pintadas que se realizan con nocturnidad. «Al ser una zona peatonal, por la que pasa poca gente por la noche es habitual que aparezcan grafitis en muchos comercios y fachadas», afirma. Asegura que «estamos cansados de llamar a Emaya pero no vienen porque nos dicen que están desbordados».

Desde la empresa municipal, en cambio, se responde que ellos no tienen la responsabilidad de limpiar las pintadas de paredes privadas si no son ofensivas, contienen elementos xenófobos, insultos... sino que corresponde a los propietarios de la finca eliminarlas, como la limpieza en general de su propiedad.

En la entrada al parking de una finca de la calle de Santo Domingo puede apreciarse una vista de la Catedral y el Parc de la Mar, así como de una calle de la Palma histórica. Desde que los vecinos optaron por recurrir a un artista ya no han vuelto a tener los mismos problemas con los grafiteros.