El conseller de Territori, Marc Pons, y el diputado de Podemos Aitor Morrás en el pleno del Parlament. | M. À. Cañellas

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Francina Armengol tiene previsto citar la semana que viene a Biel Barceló para mostrarle su malestar por el desmarque de MÉS en una de las disposiciones de la ley de urbanismo, que terminó saliendo adelante con el apoyo del PP. Se trata de la disposición transitoria que legalizaba una zona de la platja den Bossa, en Ibiza, construida ilegalmente desde hace años y que está desarrollada en un 90 por ciento del total. Parte de los terrenos pertenecen a la familia Matutes, pero no es el único beneficiario de la medida.

El vicepresident del Govern no estuvo en el polémico pleno en el que se aprobó la ley por lo que Armengol quiere reunirse la semana que viene con él y con Fina Santiago para que expliquen qué ha pasado. MÉS estaba informado de la propuesta y de las consecuencias que suponía la disposición aprobada, pero no se manifestaron en contra hasta que el GOB no envió un comunicado criticando la decisión.

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Si Armengol está molesta, en el PSIB la sensación es de profunda irritación. Aseguran que el gesto de los socios ha provocado que la aprobación de una ley positiva para Baleares, que elimina las disposiciones más polémicas de la ‘ley Company’ ha quedado empañada por un asunto muy concreto de poco calado. «Fabricamos ruido y no dejamos que se escuche lo que hacemos bien», explica muy gráficamente un destacado líder socialista.

Las relaciones con MÉS preocupan en el Consolat porque aseguran que los asuntos que se pactan en el Ejecutivo no se respetan después cuando la decisión queda en manos del Grup Parlamentari soberanista. «Los diputados de MÉS van por libre», asegura en el PSIB.