Explican que cada pocos días, junto a unos contenedores de reciclaje, aparecen montañas de televisores, ordenadores, puertas, colchones, armarios, puertas o cristales rotos, cuando «a solo cinco minutos de la granja escuela hay habilitado un punto de recogida». La situación se repite cada semana, y «ya estamos cansados de limpiar y de dar avisos»
La falta de civismo de quienes dejan allí abandonados los trastos, aseguran en una publicación de Facebook, ofrece una muy mala imagen a las puertas de la granja, donde hace un tiempo sembraron «unas figueres de moro y plantas aromáticas para tener la entrada limpia y arreglada, pero no sirve de nada».
Desde la granja escuela piden más respecto y civismo, «porque a nadie le gusta tener la entrada de su casa llena de basura».
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