Imagen de archivo de José Ramón Bauzá sacando fotos con su móvil.

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El numerito de José Ramón al no estar presente en la votación por unanimidad en la que se instaba al Gobierno a aplica el descuento del 75% en los vuelos de Baleares ha evidenciado de la manera más circense lo que era un secreto a voces dentro del PP Balear: José Ramón va por libre, es un ovni al margen del partido al que lo único que le interesa es el figureo. Maneja un fotógrafo para autolanzarse mensajes de autobombo a través de las redes, como la foto con el ministro Iñigo de la Serna que se hizo hace unas semanas haciendo creer que se estaba rompiendo los cuernos para conseguir el 75%. Pero a la hora de la verdad se quedó despistado hablando por teléfono en su despacho sobre un asunto del Mediterráneo oriental, al parecer relacionado con Egipto. «Se ve que ahora se cree Ramsés II», dicen en la sede del partido.

También se comenta que Biel Company se está desternillando de risa. Oficialmente se pone serio y dice que «no se tomará ninguna medida porque se trata de un error humano comprensible». Pero de puertas para adentro las carcajadas son de película de Tony Leblanc. Ya tienen la prueba irrefutable de que José Ramón es un objeto volador no identificado, que en Madrid baila el vals de las mariposas a su ritmo con el partido pasando absolutamente de él. Bauzá ha llegado puntualísimo, por ejemplo, a un acto organizado en los madriles hace meses sobre la revolución húngara de 1956, pero se ha despistado en la votación más importante para Baleares de la actual legislatura. Su excusa de que estaba pegado al móvil es digna del extraterrestre ET. Ya hay apuestas dentro del PP sobre si Joserra acabará su carrera ejerciendo de actor cinematográfico. «Haría un papelón», dicen algunos.

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Lo malo es el daño tremendo que José Ramón le hizo al PP en la pasada legislatura autonómica junto a su escudero Antonio Gómez. Todos se acuerdan. El actual 'despistado' del teléfono fue el que humilló a Jaume Font y Antoni Pastor (luego fundadores del PI); fue el que acorraló a Pere Rotger, por entonces president del Parlament, para forzarlo a dimitir, tratándole casi como a un paria. De modo parecido se comportó con el alcalde de Pollença, Tomeu Cifre. Y al de Inca, Rafa Torres, literalmente le despreció como si fuese una piltrafa...la lista de agravios y vejaciones a sus propios compañeros es casi interminable. Y el daño que le hizo al PP balear «será muy difícil de reparar».

Y lo más patético es que ahora han visto que aquel Atila de Marratxí es en realidad un ET, un viajero del espacio, un objeto volador no identificado, cuando hace cuatro o cinco años bajaban todos cobardemente la cabeza cuando Bauzá, altanero y despiadado, se cargaba el partido humillando uno tras otro a muchos de sus puntales.

Es normal que Company se muera ahora de risa viendo el último ridículo de Joserra. Pero si hubiera habido más coraje hace cuatro años, otro gallo le cantaría ahora a este partido.