Casa Calicó, situada detrás del Mercat del Olivar, empezó su andadura como tienda de pesca profesional. | Pere Bota

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Se abrió el día del trabajador de hace 77 años y desde entonces no ha hecho más que crecer. Casa Calicó, situada detrás del Mercat del Olivar, empezó su andadura como tienda de pesca profesional. Guillermo Tomás Suau es el padre del propietario, y dirigió el negocio hasta el año 2005. Él nos explica que «tenía cinco meses cuando mi padre abrió la tienda, y todo era diferente, no existía ni la plaza». Cuando abrió, tenían muchos clientes de los pueblos, «que aprovechaban su viaje a Palma para comprar artículos de pesca. Entraba dentro de la rutina de bajar a la capital».

Casa Calicó fue el primer negocio dedicado a la pesca profesional del barrio, y Tomás Suau asegura que «no había nada igual». Aunque empezó vendiendo artículos para los pescadores, poco a poco el negocio fue derivando a la pesca deportiva. Guillermo Tomás, el propietario desde 2005, explica que «no buscamos este cambio, vino sólo. Ya no tocamos nada de pesca profesional, y hemos ido introduciendo algo de pesca submarina. Hay que reinventarse».

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El nombre, Casa Calicó, viene de una curiosa anécdota: «Mi abuelo tenía una espartería y, cómo era aficionado a la pesca, vendía algún producto. Uno de sus proveedores, catalán se llamaba Juan Calicó», explica Tomás. «Después vino la guerra civil y se cortó el suministro. Así que cuando acabó el conflicto, mi abuelo viajó hasta Barcelona para encontrar a Juan Calicó, porque le debía una factura. Ya sabes que en esos tiempos encontrarse no era tan fácil como ahora», recalca, «y al final lo encontró y le pagó. Cuando Calicó vio el gesto, se dijo que tenían que formar algo juntos. Y así surgió Casa Calicó». Pero esta historia no finaliza aquí. Los propietarios aseguran que a día de hoy, todas las generaciones vivas siguen manteniendo el mismo vínculo que hace 77 años con los Calicó.

En cuanto a la clientela, el propietario explica que «hay de todo, aunque cada vez el cliente es más técnico, todo esto es gracias a internet». Aunque internet ayuda a tecnificar a la clientela, también reduce los márgenes de las tiendas físicas. «Nosotros tenemos que poner el precio de internet, y ellos no tienen los costes fijos de una tienda física. En un negocio, o te actualizas o el mercado te saca fuera».

Casa Calicó ha ampliado sus locales. En 1994 abrieron una tienda en el Portitxol, que aseguran que es «la razón de ser de Calicó». En 2014 dieron el salto a Ibiza y en 2017 abrieron otra tienda en el puerto de Pollença. A pesar de esta expansión, no ha sido un buen año para los pescadores, y por extensión tampoco lo ha sido para las tiendas especializadas. «Ha llovido mucho, el mar ha estado revuelto y la gente no ha salido. Ni aquí ni en todo el Mediterráneo». Para los propietarios, el secreto del éxito es «perseverancia, actualizarse y ser receptivo a los cambios». El futuro no lo ven mal, aunque saben que tendrán que «trabajar duro».