La mayoría de comentaristas ponen en tela de juicio que la calidad del agua de Palma sea óptima para su consumo. | Pixabay

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La noticia sobre que Emaya trabaja para mejorar la percepción del agua que llega a los grifos de las casas de Palma de la mano de la red pública de abastecimiento, hasta el punto de que se generalice su consumo por parte de los ciudadanos, ha causado un auténtico aluvión de reacciones por parte de los lectores de Ultima Hora.

Algunos afirman que ya son consumidores habituales del agua del grifo, incluso hay quien defiende que el agua que nos llega a casa es más saludable que la mineral embotellada, al contener más productos que garantizan la seguridad de su consumo. Sin embargo esta no es la posición predominante, más bien al contrario.

De hecho, los usuarios son, inicialmente, reticentes a consumir agua del grifo. Algunos atienden a los residuos y la cal que porta el agua mallorquina como razón para explicar su rechazo.

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Otros aluden directamente al sabor, que incluso filtrándola deja mucho que desear, según su opinión.

Como se suele decir, las comparaciones son odiosas, y hay quien recalca que en otras zonas de España beber agua del grifo es algo natural y cotidiano, algo impensable en nuestras islas, donde la calidad es inferior.

Otro punto en el que muchos coinciden es un «que se la beban ellos», refiriéndose a los políticos y dirigentes de Emaya que se han marcado como objetivo esta comentada y criticada iniciativa.