El propietario explica cómo el espíritu emprendedor de su padre y su experiencia en Francia le permitieron desarrollar esta idea y convertirla en un negocio hoy ya emblemático. «Entre la necesidad de la posguerra y el espíritu emprendedor decidió poner en marcha el negocio», nos cuenta. «Las radios en aquella época eran algo casi desconocido, innovador, y mi padre tenía visión de negocio», afirma Ricardo con ilusión. Además, reconoce que se han convertido en una tienda de referencia donde poder adquirir artículos que en otras tiendas no encontraríamos. «Nosotros tenemos más variedad de productos que los otros y por eso contamos con clientela fija», apunta.
A pesar de la fuerte crisis económica que se ha vivido, Ràdio Buades se ha mantenido en el mercado porque siempre han procurado mantener una administración adecuada. «No nos hemos embarcado en cosas complicadas o fuera de lo que conocíamos a fondo», admite. El propietario recuerda que la crisis económica les afectó pero en menor medida porque «Ràdio Buades es una tienda especializada, con material difícil de encontrar, de tal modo que con el paso del tiempo ha creado una clientela fiel que sigue viniendo a esta nueva tienda». Ricardo asegura que el buen trato, el conocimiento del producto y la adaptación a las necesidades del cliente son lo que les ha permitido mantenerse en el mercado tantos años. Explica que clientes alemanes cuando vienen a Palma acuden a su tienda buscando piezas exclusivas que no encuentran en su país. Además, cuentan desde hace más de cuarenta años con Biel Valcaneras, un empleado que conoce al cliente y ofrece un servicio adaptado, facilitando, así, su fidelidad. El producto estrella de Ràdio Buades es la iluminación, pero siguen trabajando con las radios que su padre inventó.
En 2017 decidieron trasladarse al barrio de Es Fortí, a la calle Pau Piferrer, para dar paso a la tercera generación de la familia con su hija Esther, quien está decidida a continuar con el negocio familiar. «Vamos a seguir atendiendo a nuestros clientes y amigos con la amabilidad y profesionalidad de siempre y con una amplísima exposición en iluminación y electricidad para satisfacer todos los gustos y necesidades», asevera Ricardo.
4 comentarios
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Ir a Continente o a los chinos, es una tortura. En el primer comercio citado, no encuentras un responsable del sector ni a tiros. Los chinos, curiosamente todos, o por lo menos los que conozco que son bastantes, antipatiquísimos. Que gente más desagradable. Vas únicamente por los precios. Si pides algo, casi sin mírate a la cara, te sueltan un "allá", pero sin moverse.
Antes de ayer acompañé a mi madre a comprar dos lamparas y tengo que decir que la atención recibida fué magnifica! Da gusto encontrar comercios con este trato tan cercano, amable y sobre todo muy profesionales.
Hace unas semanas, les compré una lámpara que queda preciosa en la estancia dónde la hemos colocado. Tienen buenos precios, mejor calidad, son amabilísimos y no les da pereza enseñar sus artículos, y no es difícil encontrar aparcamiento .
Recuerdo perfectamente la tienda de Inca, que yo visitaba en compañía de mi padre, a dos pasos del Teatro y casi pegadita a la parte trasera del Ayuntamiento. Otros tiempos que ya no volverán. Me alegro por ellos ya que no es fácil que los negocios familiares pasen de generación en generación. Molt d'anys.