La suma de todas las viviendas construidas en suelo rústico convertiría al territorio que ocupan en el segundo municipio más poblado de las Islas, partiendo de la media de ocupación para las casas de Balears. En el campo habría vivienda para 111.657 habitantes como mínimo, aunque se trata de viviendas con capacidad para más población. | Ultima Hora

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Si se juntarán en una sola zona todas las viviendas que hay diseminadas en el campo mallorquín, se convertiría en el segundo municipio más poblado de Balears, por detrás de Palma. Tendría 53.170 viviendas con capacidad para acoger a una población de 111.657 habitantes. Es el resultado de la enorme presión urbanística que soporta el suelo rústico en Mallorca y que amenaza con convertir el campo en un extenso jardín sin usos agrarios o ganaderos.

Es la primera vez que se da una cifra exacta del número de viviendas que hay diseminadas en el campo, que acogen a una población superior a las que suman Alcúdia, Felanitx, Inca, Muro, sa Pobla, Sineu y Pollença, por mencionar unos cuantos municipios de la Isla. El dato se ha obtenido gracias a la labor de campo previa a la redacción del Plan Territorial, aunque este proyecto se encuentra en una fase tan embrionaria que será difícil que pueda aprobarse en esta legislatura.

En esta labor de campo se hizo un estudio del número de fincas rústicas de Mallorca que tienen una vivienda. Desde el año 1995, el número de autorizaciones para construir una vivienda en el campo ha llegado a las 8.484, lo que hace pensar que buena parte de las miles de casas construidas en suelo rústico son ilegales.

Legales e ilegales

Los estudios realizados por el Plan Territorial no discriminan por ahora cuántas de estas casas se han hecho cumpliendo la legalidad y cuántas no, porque la base del trabajo busca encontrar herramientas para evitar la progresiva urbanización de esta zona.

Entre las propuestas del Plan Territorial que finalmente no se han llegado a concretar estaba el aumento de la parcela mínima para poder construir una vivienda en el campo. Los metros mínimos varían en función del grado de protección de la parcela y van desde 14.000 en suelo rústico común, pasando por 50.000 en zonas de mayor protección, hasta los 200.000 en zonas de protección máxima. La propuesta era que la parcela mínima pasara de 14.000 metros cuadrados a 21.000 metros, pero la consellera de Territori, Mercedes Garrido, ha descartado que la parcela mínima vaya a incrementarse.

Donde sí está trabajando activamente el Consell es en intentar evitar que este gran pueblo diseminado termine convirtiéndose en un gran hotel disperso por culpa del alquiler vacacional.

La actuación llega aquí a través del Plan de Intervención en Ámbitos Turísticos (PIAT), que se aprobará en un pleno extraordinario a finales de este mes. Este plan pone importantes limitaciones a la actividad turística en el campo hasta el punto de que esta actividad quedará prohibida en todo el suelo protegido.