Después de la Guerra, Joan Plovins se iba a Barcelona a comprar género porque en Mallorca «apenas había nada». El nieto del fundador cuenta que el resto de mercerías le pedían productos a su abuelo y que de esta manera comenzó a vender al por mayor. «Nosotros aun seguimos vendiendo un poco al por mayor, pero ya es residual porque –añade Antònia Plovins– ahora todo el mundo compra a las fábricas directamente por internet».
Antònia y Joan Plovins son la tercera generación de la familia que lleva el negocio. «Primero lo llevaron nuestros abuelos y luego nuestro padre y nuestro tío, Francisco y Miquel, a quien le compramos su parte del negocio», aclaran los hermanos. Cuando se les pregunta por el futuro de la mercería ambos concluyen que es «incierto» pero confían en que «alguien de la familia quiera continuar con la cuarta generación».
Durante la crisis los propietarios reconocen que tenían que poner dinero por su parte para ayudar a la tienda. «Tirábamos de nuestros ahorros para no tener que despedir a nadie, porque son muy buenas dependientas y conocen mucho a la gente», explica Antònia Plovins. De hecho, hace quince años abrieron otra tienda en Bons Aires para no prescindir de ninguna persona. «Como no teníamos que hacer ninguna inversión decidimos abrir la nueva tienda con el mismo género y así no despedir a nadie, ya que la tienda de Sant Miquel no necesitaba tanto personal», explica Joan Plovins. Los propietarios aseveran que «los grandes almacenes nos han afectado muchísimo. Hemos tenido que ampliar la gama de productos a cestas y camisetas en verano porque con la mercería no da ni para pagar un sueldo». Antònia Plovins añade: «Las mercerías ahora con los chinos venden muy poco y la gente ya no cose como se hacía antes». Actualmente, en la tienda trabajan dos dependientas, Antònia Moyá, que lleva 30 años con ellos, y Yolanda Naharro, que trabaja en la mercería desde hace 15 años.
Los hermanos nos cuentan que los productos que más venden son la ropa interior, los productos de mercería y ahora en verano las cestas y las camisetas. En cuanto a sus clientes, afirman que son las personas que les conocen de toda la vida y los turistas en verano. El hecho de que Plovins haya sido nombrado establecimiento emblemático por el Ajuntament reconocen que les ha favorecido porque, señalan, «la gente les aprecia más».
4 comentarios
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El gran problema de este tipo de negocios es que la gente no está dispuesta a pagar lo que valen las cosas. Luego se quejan de los sueldos precarios pero ellos son los primeros que compran cualquier cosa por internet en una página china solo para ahorrarse unos míseros euros.
Sintiéndolo mucho creo que este, y otros muchos negocios familiares, esta destinado a desaparecer. Los pequeños no pueden competir con las grandes superficies en precio, si en calidad, pero hoy la gente se fija más en lo primero.Eso es una de las cosas malas que tiene el progreso, que lo tradicional tiende a desaparecer, y con ello gran parte de la historia.
Molts d'ànims i molta imaginació i que pogueu seguir oberts molts d'anys .
Poreu estar orgullosos;com a mallorquina m.encanta comprar a tendes autòctones. Força per seguir moltes generacions més i enhorabona!