En 1878 Melchor López fundó Ca’n Sion, un negocio inicialmente destinado a la colombofilia, pero finalmente se decantó hacia la pesca. | Teresa Ayuga

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En 1878 Melchor López fundó Ca’n Sion, un negocio inicialmente destinado a la colombofilia, pero finalmente se decantó hacia la pesca dada la demanda de clientes y vecinos de la zona. El testigo lo tomó uno sus seis hijos, Andreu López Serra, y el actual propietario es Andrés López Smit, nieto del fundador. Éste comenta que «en sus inicios la tienda contaba con pocos artículos y la mayoría estaban hechos en un largo y costoso proceso artesanal, pues no existía aún el nailon, que fue lo que revolucionó el mundo de la pesca».

«Mi padre –recuerda Andrés– empezó a trabajar mucho la caña de bambú, que también llevaba mucho trabajo porque tenías que ir a los huertos a cortar las cañas, después había que secarlas, cortar las ramita y enderezarlas por mediación del fuego». El actual propietario entró a trabajar en el negocio familiar a los 19 años, tras salir de la mili, «y entonces ya había técnicas más modernas, había entrado el nailon, la fibra de vidrio y el bambú fue dejando paso a nuevas tecnologías».

Reconoce que «cuando tenía 18 años mi padre me dijo que yo tenía que llevar la tienda, pues, por tradición, al menor de los hijos es al que le tocaba continuar con el negocio familiar». Pero asegura que «en mi caso nunca fue un trastorno porque yo he sido siempre un gran aficionado a la pesca, incluso he sido dos veces campeón del mundo de embarcación fondeada, en 1984 y en 1995, y por eso me encantó y también me gustó poder dirigir el establecimiento».

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El propietario tiene claro que la experiencia es importante para su negocio, «pero también lo es tener pasión por la pesca, pues eso te ayuda a buscar siempre innovaciones, a estar a la última, por ejemplo, en las variaciones de tipo de pesca, que en los últimos años se deben sobre todo a los japoneses, y hay que conocerlas». También la tecnología en este mundo «es muy cambiante, por eso hay que moverse mucho y evolucionar, estar en las ferias, etc.».

El comercio siempre estuvo en la misma plaza, pero originalmente ocupó el número 12 y hace 40 años se trasladó al número 7, que es la ubicación actual. Actualmente, la familia cuenta con dos tiendas más, una en Ciutat Jardí, abierta hace 14 años y donde se venden más productos de pesca submarina, y otra en es Portitxol, inaugurada hace unos tres años y especializada en cebos.

Andrés López explica que «tuvimos que abrir otras tiendas a consecuencia de los Acire que se montaron en el centro de Palma, que nos perjudicaron muchísimo, tanto que las ventas bajaron un 50 %». Posteriormente el Ajuntament «optó por dejar entrar 12 veces al año a determinadas personas, como los clientes, que no pueden aparcar pero sí al menos recoger paquetes». La reciente peatonalización de la plaza, comenta, «no nos afecta».

Respecto a la clientela, comenta que «es muy variada, tenemos los clientes fijos de siempre, mucha gente joven y también extranjeros afincados aquí o que vienen cada año a pasar sus vacaciones».