El centenario Forn del Teatre huele a ensaimada de nuevo. Tomeu Arbona, que ha decorado con un gusto exquisito el obrador de la pastelería, última las pruebas de horneado. | Joan Torres

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El centenario Forn del Teatre abrirá este jueves sus puertas reconvertido en el Fornet de la Soca. Sin duda, una buena noticia entre tantos cierres de comercios singulares. Tres meses ha empleado el pastisser Tomeu Arbona en restaurar y decorar el emblemático establecimiento de la palmesana plaça Weyler. Lámparas modernistas, muebles recuperados con la pátina que le dan los años, cajas o moldes antiguos dan al establecimiento un aire de que siempre hubieran estado ahí. La decoración era algo que también llamaba la atención en el coqueto Fornet de la Soca del carrer de Sant Jaume, que cerró sus puertas el pasado viernes.

Este martes, el establecimiento era un ir y venir de operarios ultimando detalles. El olor a ensaimada impregnaba uno de los obradores, donde el joven Vicente Fernández, el forner, elaboraba ensaimadas. En el otro obrador dos mujeres se afanaban haciendo pastissets.

«Son días de pruebas, estamos conociendo el horno y adaptándonos al nuevo espacio» afirma Arbona, quien recuerda que empezó esta aventura hace una decena de años con un horno de pizza de 30 cm y un obrador de cuatro por dos metros. Orgulloso, destaca que todo el equipo se ha implicado en la organización de la obra realizada en el local. «Ha sido muy emocionante cuando el horno ha olido a horno».

En una de las paredes del obrador cuelga una pizarra en la que alguien ha escrito: ‘Fer les coses ben fetes i amb sentit es la darrera forma de ser revolucionari’ (Guillem Frontera).

Este jueves, a las nueve de la mañana, reabrirá sus puertas un horno centenario de la mano de un hombre que sólo busca ofrecer el mejor producto tradicional, como valor cultural.