La jornada del santo, popularmente conocido en Mallorca como dels albercocs y conocido mundialmente como consuelo de los pobres, abogado de todas las causas y de forma simpática, casamentero, buscador de objetos perdidos y afín a los donativos, se inició a las 7.20 de la mañana, con la celebración de la primera misa y posterior bendición de los típicos panecillos.
En el zaguán del templo se instaló la mesa donde se pusieron a la venta las velas, estampas, libros y llas bolsitas, conteniendo dos piezas de pan que se vendieron al precio de un euro, como también las velas. Los devotos entraron luego a encender las velas, que se dispusieron en la capilla del santo y subir al camarín para venerar su imagen.
El superior de los Caputxins de Palma, Gil Parès señaló que «los donativos que recibamos de la venta de panes, velas y recuerdos, se revertirá en el Pan de Sant Antoni. El resumen de entregas que damos a conocer el día del santo, en cuanto a donativos durante el 2018, de promedio fueron: de 252 bocadillos diarios; 60 bolsas de alimentos para familias y 136 bolsas de fruta y verdura, promedio de dos al mes. La generosidad de los mallorquines sigue muy puntual, y recibimos alimentos de las empresas y particulares, ya que están muy sensibilizados con las necesidades sociales». Por la tarde se celebró misa solemne, que estuvo presidida por el obispo de Mallorca, Sebastià Taltavull.
Si se desea ayudar a esta causa, llamar al 971 71 51 62.
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