Juan Sánchez está en paro desde mayo y asegura que apenas hay ofertas de trabajo cualificado.

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Juan Sánchez (Linares-Jaén, 1984) es licenciado en Física y tiene un máster de Física Avanzada en especialidad de Astrofísica. Llegó a Baleares en mayo de 2017 tras conseguir empleo como perito en un bufete de abogados. Además, su pareja también residía en las Islas. Dejó su puesto para incorporarse en una aerolínea como analista de pricing (precios) en noviembre de 2018, pero en mayo de este año no le renovaron el contrato. Desde entonces está en paro, aunque asegura no haber dejado de buscar empleo, algo que le resulta más difícil de lo esperado.

«Es muy frustrante tener una formación y no encontrar nada», explicó a este periódico, al tiempo que detalló que está abierto a otros empleos que no estén relacionados directamente con su especialidad. En el último medio año ha realizado unas cinco o seis entrevistas de trabajo pero «no encajaba en el perfil que estaban buscando». Incluso en uno de los puestos a los que optó le dijeron que «estaba sobrecualificado».

Estudia catalán, está inscrito en el SOIB, en el servicio municipal de empleo de Marratxí –donde reside–, tiene un perfil de Linkedin y está apuntado en varias empresas de empleo. Solo quiere un puesto de trabajo que le «permita vivir. No pido ningún sueldo excepcional», reconoce.

«Una empresa me pidió a qué sueldo aspiraba y dije unos 1.200 euros mensuales y creo que les pareció excesivo», sostiene, al tiempo que detalla que también le han ofrecido ser falso autónomo. Así, a la dificultad de encontrar un puesto de trabajo, se añaden las «malas condiciones» que se ofrecen.

Explica con cierta tristeza las «limitaciones» del mercado laboral balear, donde abundan ofertas para empleos poco cualificados en la hostelería. También ha encontrado muchas ofertas para oficios, como fontanería, carpintería, electricidad... «pero ya está». Y lamenta que esto no ocurre solo en Baleares, sino en otras comunidades, lo que obliga a muchos profesionales a marcharse de España.

«Pensaba que con el impulso a las energías renovables habría más movimiento de empleo, pero está muy parado», concluye este joven que no pierde la esperanza de poder desarrollar su talento en la Isla.