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El sector turístico es el que todos los expertos vaticinan como el más castigado por la crisis derivada de la pandemia de la COVID-19, una actividad esencial para España pero vital para la economía balear. Desde su departamento –la Secretaría de Estado de Turismo– se tratan de minimizar, aunque no siempre con éxito, los efectos más adversos de la nueva coyuntura mientras se idean estrategias para el relanzamiento. El confinamiento obliga a Isabel Oliver a permanecer en la Isla durante el estado de alarma.

¿Cómo se encuentra?

—La verdad es que este período de confinamiento lo llevo bastante bien. Me he organizado, aunque con mucho trabajo. Este tiempo me ha permitido reflexionar y organizar algunas cosas pendientes en casa. Menos mal que ya podemos salir a pasear, lo añoraba.

La cuestión preocupa a empresarios y trabajadores en Baleares, ¿habrá temporada turística?

—No tendrá nada que ver con los años anteriores. Nosotros trabajamos para que la haya, la que se pueda. Será complicado, pero lo tenemos que conseguir y que sea con seguridad. Nuestra principal industria no puede quedar parada.

En unas recientes declaraciones, el comisario europeo de Turismo hablaba de un 60 % ...

—Ya me gustaría que fueses así, pero el control de la epidemia lo condiciona todo; sin vacuna la temporada será atípica. Entiendo que la reactivación no llegará hasta el mes de julio. En el tema sanitario cada día se aprenden cosas nuevas.

Se plantean cuarentenas, corredores sanitarios ...

—Insisto, lo importante es reactivar la economía con seguridad. Hemos de ser capaces de hacer buenos controles a los pasajeros tanto dentro de España como a los que vienen de fuera. En este tema hay que hablar tanto de países como de regiones, por eso creo que la fórmula de los corredores (apertura del tráfico aéreo entre zonas de impacto similar de la COVID-19) es una propuesta interesante.

Me imagino que debe recibir muchas presiones para que se levanten las restricciones cuanto antes...

—Más que de presión hablaría más de preocupación e incertidumbre. El tráfico aéreo internacional es esencial para España y ahora las compañías tienen todos sus aviones en tierra. Pero no basta que sea seguro volar, también lo tienen que ser lo aeropuertos, los hoteles, los restaurantes, las playas, ... Es una cadena enorme. Todo lo condiciona la evolución de la pandemia, por eso veo una apertura progresiva una vez se ha demostrado que los test masivos no son útiles. Lo importante será mantener la distancia social y la higiene personal. Al final será todo una combinación de factores.

¿Hablamos de turismo nacional o del extranjero? No es muy optimista.

—No soy pesimista, trato de ser realista. No nos tenemos que engañar, esto no se resolverá hasta que tengamos la vacuna. Es cierto que el transporte público puede generar reticencias, por eso en España tenemos las opciones de captar turistas de Francia y Portugal. Haremos campañas de promoción en estos países. En el caso de Baleares está la oportunidad de los corredores sanitarios.

¿Alguna campaña específica para Baleares?

—Nuestro planteamiento es promocionar el turismo nacional con un mensaje emocional que también llevaremos a Alemania y Gran Bretaña; todos los países quieren promover el turismo interior.

Alemania y Gran Bretaña piden a sus ciudadanos que no salgan de vacaciones ...

—Cierto, pero la situación actual la superarán y alemanes y británicos tienen ganas de venir; el deseo de viajar existe.

Italia, Francia, Alemania, incluso la UE, anuncian planes de promoción del turismo. ¿Y España?

—Desde el primer día el Gobierno ha tomado medidas para apoyar al sector turístico y sus trabajadores. De hecho, turismo y hostelería están entre los sectores más beneficiados. Han recibido ya más de 6.000 millones en créditos para liquidez de la línea de avales del ICO. A ello hay que sumarle la línea creada para Thomas Cook ampliada hasta los 400 millones. También la ampliación de la bonificación de los fijos discontinuos, los ERTEs por fuerza mayor, que están permitiendo proteger a casi 1 millón de trabajadores, o la prestación por cese de actividad para autónomos de la que se están beneficiando más de 230.000 personas. Estas son solo algunas de las medidas aprobadas para crear una red de seguridad con la que mantener el tejido productivo y el empleo. Y ahora que hemos comenzado el proceso de desescalada estamos elaborando un plan de relanzamiento del turismo con nuevas medidas de apoyo.

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¿Con los datos de la epidemia que tiene España, es posible? Son desastrosos en comparación con los destinos competidores.

—Quizá no haya un sistema epidemiológico internacional homologado y puede también que haya razones sanitarias, a este virus todavía no lo conocemos. Lo importante serán los controles con los parámetros de la Unión Europea y España puede hacerlo con diferentes guías y protocolos; algo que hemos pactado con todos los sectores implicados.

¿Beneficia ser una región insular?

—Se trata de ser pragmáticos e inteligentes, Baleares tiene que poner en valor la insularidad en este contexto.

¿Qué tal la relación con la patronal del sector?

—La relación es muy buena y compartimos su preocupación. Para ellos la fórmula de los ERTE ha sido un instrumento muy eficaz.

¿Qué opinión tiene del plan de reactivación económica del Govern?

—No lo conozco en profundidad, pero creo que se toman decisiones consensuadas en contacto con los empresarios y sindicatos; creo que es lo que hay que hacer

Se habla mucho de los hoteleros, pero ¿cómo está la oferta complementaria?

—En el sector de la restauración lo veo con ganas, a pesar de las restricciones. Han empezado a abrir de manera segura, son muy profesionales y se harán con la situación.

¿Debemos cambiar nuestro modelo turístico?

—El producto de sol y playa seguirá siendo el motor, pero no como hasta ahora. Este virus ha parado el mundo y esto tendrá consecuencias sociales y económicas. El turismo seguirá existiendo y España es un gran destino, pero es el momento del ‘reset' para mejorarlo.

¿En qué?

—Unos servicios más profesionalizados y personalizados, productos alternativos, más sosegados. El sector es muy profesional y le acompañaremos en este cambio.

¿El fin del turismo de masas?

—No, pero se transformará. No será lo mismo, como en otras actividades. Las aglomeraciones en los establecimientos y las playas quedarán desfasadas, hay otra sensibilidad. Hay que vencer el miedo ofreciendo seguridad.

¿Teme un rebrote de contagios?

—No, pero hay que ser cautelosos. Tengo confianza en las autoridades sanitarias y la mayoría de los ciudadanos siguen las indicaciones. No tiene sentido abrir y luego no atender a las recomendaciones.

Da la impresión de que se ha llegado tarde en ayudar al turismo ...

—El Gobierno, ya lo he dicho, lo asumió de inmediato, quizá la Unión Europea sí ha tardado más en entender el problema y se está comenzando a coordinar para clarificar la situación.