Manifestación en Palma este verano contra el racismo a raíz del caso de George Floyd. | M. À. Cañellas

TW
22

En Baleares se produjeron 139 delitos de odio en el último lustro, de ellos, 38 en 2019. De acuerdo con los datos del Ministerio del Interior, el pasado fue en el que más se registraron desde 2014, con un notable repunte en los últimos años, desde los 21 de 2017.

El informe de la Oficina Nacional de Lucha contra los Delitos de Odio considera como tales cualquier ilícito como lesiones, injurias, daños o coacciones en los que la víctima lo es por formar parte de un colectivo determinado. En las Islas, la mayoría de casos tienen que ver con racismo, que fue el detonante en 17 de los hechos denunciados el año pasado. Le siguen los delitos con un móvil ideológico, que fueron ocho.

Las Islas están levemente por debajo de la media nacional en hechos denunciados por odio. Fueron 3,3 por cada cien mil habitantes, en toda España, la cifra es de 3,6. Sin embargo, queda muy por debajo de otras autonomías con una incidencia muy superior, sobre todo Catalunya, donde los datos son casi el doble (6,7) y es donde más hechos de este tipo se denuncian en toda España.

Además de los casos por racismo y motivos ideológicos, el año pasado se denunciaron en Balears otros supuestos como discriminación generacional, por género, homofobia y contra las creencias religiosas. No se dieron otras formas de discriminación como antisemitismo, contra las personas con discapacidad, aporafobia o antigitanismo.

Los delitos denunciados supusieron un total de 33 víctimas el año pasado, también más alta que los últimos años, donde nunca habían llegado a la treintena. Sin embargo, el número de casos que terminaron como esclarecidos por las fuerzas y cuerpos de seguridad no experimenta el mismo incremento: fueron 17, los mismos que un año antes. Se saldaron con la detención de tres personas, todas ellas implicados en sucesos racistas. En el último lustro las detenciones han sido de 25. El informe del Ministerio señala que los delitos de odio: «El principal elemento motivador es ‘un prejuicio', lo que distingue los ‘delitos de odio' de otros hechos ilícitos, y a su vez los convierte en una lacra que preocupa especialmente a las autoridades nacionales y a las organizaciones internacionales».

El informe pone de manifiesto un aumento global de estos hechos a nivel nacional, con un especial incremento de los delitos con un móvil racista. Los principales asuntos que fueron perseguidos fueron amenazas y agresiones. Además se refleja que la mayoría de los hechos ocurren en la vía pública, donde se producen en torno a la mitad de los denunciados.