El Scotties Bar preparó cien menús para repartir entre los vecinos apurados. | P. Pellicer

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Los empresarios de la hostelería han decidido no cruzarse de brazos pese a la caída de actividad por el cierre, por lo que ayer realizaron varias acciones solidarias al mismo tiempo. Si los hosteleros no pueden dar de comer a sus clientes por las restricciones, no han dudado en arremangarse para seguir cocinando. En esta ocasión, para solventar la crisis de alimentación de sus vecinos.

En la barriada de La Soledat la crisis está azotando de lleno a sus vecinos, que antes del virus trabajaban muchos en el sector servicios. Los propietarios del Scotties Bar prepararon este jueves 100 menús para estas personas, que ahora pasan por graves apuros. Macarrones boloñesa, chocolate caliente, ensaimada, cerveza sin alcohol y agua se repartieron ayer de manera gratuita. Su propietaria, Scottie Hunter, ha cocinado hasta siete kilos de pasta y amenaza con repartir croquetas si se le acaban las raciones. «Si la presidenta Francina Armengol no nos ayuda, nos ayudamos entre nosotros», dice la empresaria, que no puede evitar traslucir su malestar con los políticos.

«Hay muchas promesas pero todavía estamos esperando la ayuda que pedimos el 4 de julio y que el 24 de diciembre nos anunciaron que habían aprobado. A día de hoy no hemos cobrado nada. Y nos prometen otra ayuda más, ¡si no hemos cobrado la primera!», exclama la mujer, que espera con temor el inminente pago de los autónomos y el trimestre.

«Tenemos a muchísima gente del barrio en ERTE o en paro que no ha cobrado nada. Veo hambre a mi alrededor y nos tenemos que ayudar entre nosotros», cuenta Hunter, que no se olvida de todos los negocios locales que han contribuido a este menú solidario: Estanco de Reyes Católicos 88, Pinturas C. Bestard, Distribuidora Rotger, Morrroliva, Distribuciones Villamar, Colonette Club y vecinos que arriman el hombro de manera individual.

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Más acciones

Los voluntarios del movimiento social Ayúdanos@ayudar y la recién plataforma de restauradores La Resistencia balear también salieron a la calle con su lado más solidario para entregar bocadillos a unas 700 personas durante el día de ayer. Unos 50 voluntarios de ambos grupos prepararon también 150 litros de caldo caliente y chocolate, que entregaron a las personas sin hogar de Palma y a las más necesitadas.

Uno de los portavoces de la organización de restauradores, Alberto Jareño, aseguró que en esta actuación han participado diversas empresas colaboradoras de distintas partes de la Isla así como el Mercado del Olivar. «No vamos a dejar de dar comida hasta que lo hagan los que deben hacerlo», lamentó, en alusión al Govern, y sentenció que «esto solo acaba de empezar». Avanzó que el fin de semana continuarán con esta misma acción solidaria.

Desde Ayúdanos@ayudar también iniciaron reivindicaciones contra las instituciones. Lo hicieron vestidos de maniquíes en cuanto a que «toman decisiones de forma esporádica, sin control e incorrectas». En grupos de tres repartieron globos a los más pequeños e informaron de una iniciativa en redes sociales que «con cada reproducción de la canción benéfica Tengo una historia de bolsillo los comedores sociales de la Isla recibirán donaciones», contó el voluntario Cristian Alambra.