Los inspectores del banco central se enfrentaron con las defensas y su experto y también con el que aporta BMN, más extremo en sus conclusiones. La principal discrepancia con los abogados de los ex directores generales, Pere Batle y Pau Dols y del resto de acusados está en el valor de los terrenos. La acusación considera que, en 2008 la crisis ya estaba en marcha y que, por tanto, su valor estaba en caída libre y las acusaciones sostienen que aún no se había producido la hecatombe.
La primera operación en duda consistió en que la caja hizo que el empresario Martín Gual se hiciera con Son Bordoy y con la hipoteca que pesaba sobre esos terrenos por parte de Sa Nostra. Este terreno pertenecía a Febex y a Ibercon, dos sociedades en graves problemas por la crisis y que bordeaban el concurso de acreedores en el que cayó una de ellas. A cambio, Gual recibió una fuerte financiación y la caja le compró las participaciones que tenía en otras dos sociedades, Sepik y Painek de cuyo capital ya formaba parte. El Banco de España pone de forma especial el foco en esa segunda operación, en la que se liberó a Gual de una deuda de siete millones. «Se hizo un autopago, la entidad regaló dinero por dos sitios». Sa Nostra adquirió ese suelo a valor nominal, es decir, el mismo por el que lo habían comprado antes a medias con Gual, los inspectores reprochan que no se hiciera una tasación que hubiera reflejado una bajada de precio. El experto de la defensa sostiene que no se había producido esa pérdida de valor y que, en realidad, se consiguió eliminar una deuda de siete millones. «Pero sin que el deudor pusiera un duro», interrumpió en ese momento el perito de BMN, la sociedad que absorbió a Sa Nostra.
Para el Banco de España, la actuación correcta hubiera sido calificar a los dueños de Son Bordoy como deudores «dudosos» y asumir en ese momento la pérdia: «Aquí, en lugar de gestionar esa pérdida, me enredo», dijeron y se financió a Gual. El suelo sigue sin edificar.
El perito de la defensa: «La operación rebajó la deuda con la caja»
El perito de la defensa de los dos ex directores generales acusados, Pau Dols y Pere Batle, defiende que las operaciones con Gual consiguieron rebajar en siete millones la deuda que este tenía con Sa Nostra. Se refiere a la segunda parte de la operación de Son Bordoy por la que la entidad bancaria adquirió al empresario sus participaciones en dos empresas que tenían a medias: Sepik y Paine. Las hipotecas que tenían las sociedades pasaron entonces a estar en manos de sociedades participadas por Sa Nostra y, según la defensa, con esa operación se redujo en siete millones de euros la morosidad que tenía Gual. Los expertos del Banco de España cuestionan este movimiento porque sí se redujo el crédito, pero «el deudor no puso un solo euro», por lo que que se perjudicó a la entidad.
Compra de suelo
Las dos empresas participadas por Sa Nostra se dedicaban a la compra de suelo para su promoción y adquirieron terrenos en Valencia y Castellón. Gual se deshizo de esas participaciones como condición para asumir el proyecto de Son Bordoy. Para el Banco de España fue una actuación anómala: «No tiene sentido que un banco, en lugar de ejecutar una hipoteca compre el bien hipotecado por el precio que costó más los gastos». La otra discrepancia es que no se tasaron los terrenos antes de asumir la hipoteca lo que, para los inspectores, es una irregularidad más.
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