Tolo Gili, secretario general del PI. | M. À. Cañellas

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Tolo Gili (Artà, 1971) fue elegido secretario general del PI en el mismo congreso en que se proclamó presidente a Antoni Amengual. En esa entrevista explica su hoja de ruta para los próximos meses.     

La semana pasada se volvió a constatar la división que hay en el PI. ¿Cómo piensan superarla?

— Haciendo un congreso. El propio Amengual lo puso acertadamente sobre la mesa al dimitir. Será el 25 de septiembre.

Ya hicieron un congreso cuando Jaume Font dimitió, también para superar la división de entonces, y no se logró. ¿Por qué funcionaría ahora?

— Creo que hay que hacer cambios estatutarios, de tipo organizativo. Es mi opinión. Los problemas han sido únicamente internos, ya que externamente hemos funcionado bien.

¿A qué cambios internos se refiere?

— Mi propuesta es que se diferencie la dirección del partido, a nivel interno, de lo que son los cargos institucionales. Tiene que haber un grupo de personas que dirija el partido y otro que haga su trabajo en las instituciones. Insisto que se trata de mi opinión y que se tendrá que consensuar en el congreso.

Pero actualmente no es obligatorio que el candidato sea el presidente.

— Pero podía serlo. El cambio sería que el presidente del partido no se pudiera presentar como candidato a las instituciones.

Recientemente incorporaron a Joan Miralles o Lina Pons, pero ¿no cree que habría que renovar los rostros del PI?

— Hay que hacerlo, claramente. Internamente no era tan necesario, ya que la mayor parte de la actual dirección era nueva, pero sí externamente. Es lo que íbamos a hacer con las primarias.

Patricia Guasp y Marga Prohens son las líderes de Cs y el PP. ¿Se apuntará el PI a esa feminización de la política?

— Es cierto que los dos presidentes del PI han sido hombres, pero las portavoces en el Parlament y el Conselll eran mujeres. Que se presente el que esté mejor preparado, no hago diferencias en este sentido.

Dice que es partidario de hacer cambios en la organización del partido. ¿Y en la ideología?

— No. Mi propuesta es que las ponencias ideológica y económica se mantengan. No ha habido discrepancias por ideología.

Los que dimitieron la semana pasada siguen como afiliados. ¿Qué harán con ellos?

— Respeto su decisión y les apoyo en lo que quieran ser dentro del partido. De cara al congreso, quién debe integrarlos, o no, son los que se presenten a encabezar el partido.

¿Qué piensan hacer con Joan Carles Verd y Joan Monjo?

— Verd está actualmente al margen del PI. Ojalá pudiera volver a participar del proyecto a través de un acuerdo con su candidatura o mediante alguna fórmula. Y lo mismo con Monjo. Todo el mundo que quiera participar en el proyecto del PI es bienvenido, si respeta los principios del partido.

Pues cuentan con todos.

— Por supuesto. Vamos al congreso y queremos relanzar el partido. Que nadie se sienta excluido, con una sensibilidad o con otra, que esto ya nos cansa. Nos tenemos que centrar en el proyecto y nuestros 30.000 votantes. Esta gente está aquí por unas ideas, no por los nombres. Tenemos que dejarnos de sensibilidades, corrientes y historias. En el PI hay amengualistas y melianistas, pero la mayoría somos pineros. Hay que pensar más en la visión externa del PI. Internamente nos miramos mucho el ombligo, cuando el gran reto es mirar hacia fuera.