Ha impartido un seminario en la UIB sobre las formas que adquiere la violencia sexual en África. ¿No son las mismas que en Europa?
—Si y no. Desde el norte y también desde la mirada de la población urbana y formada de mi país se tiende a una visión distorsionada. Como aquí existe la violencia machista en el ámbito familiar, la pedofilia, las violaciones de mujeres y niñas pero también existen los matrimonios forzados de menores de edad o la mutilación genital femenina. Son prácticas que la ley prohíbe en Senegal pero habituales en muchas comunidades.
¿Por qué defiende que la visión europea sobre esos graves problemas está distorsionada?
—Porque desde determinadas esferas o proyectos de cooperación se plantean soluciones inviables en el contexto africano. Las senegalesas en general deben afrontar ciertas barreras sociales, culturales y económicas. Las víctimas de violencia sexual no siempre pueden acceder a la justicia. Más aún en las zonas rurales dónde no hay ni teléfono, ni carreteras, ni centro médico, ni juzgado, ni tampoco proyectos de desarrollo que faciliten el acceso a esos servicios. Por eso las recetas europeas no funcionan. En esos lugares hay que involucrar a toda la comunidad, las mujeres tenemos que buscar aliados.
¿Qué mecanismos propone en las comunidades rurales de África para erradicar la violencia contra las mujeres y niñas?
—Hay que detectar a los líderes comunitarios y religiosos, a los agentes del Estado, a las mujeres ancianas y a otras esferas de poder que viven o trabajan en las zonas alejadas de las ciudades. Y hay que sensibilizarlos en Derechos Humanos. Se tienen que que dar a conocer las leyes que protegen a las mujeres. Cuando eso pasa se crea un clima de rechazo y toda la comunidad se puede implicar en la lucha para erradicar las violencias sexuales.
¿Con eso es suficiente?
—No, con eso no se facilita el acceso de las mujeres a la justicia. En Senegal las leyes protegen a las mujeres pero tienen que hacerse cumplir. La asociación de mujeres juristas de Senegal abre oficinas en cada vez más ciudades y provincias. También se llevan a cabo experiencias de éxito en comunidades rurales.
¿Como cuáles?
—La mayoría de senegaleses que viven alejados de las ciudades perciben a los jueces como personas lejanas. Pero magistrados y magistradas han participado en conferencias y campañas de sensibilización, han dejado un teléfono de contacto en la comunidad y han abierto canales de ayuda para hombres y mujeres.
¿Y quién protege a las niñas de la ablación o del matrimonio infantil?
—La mutilación genital es un sistema de control de la sexualidad de la mujer, no una práctica religiosa. En Senegal la ley prohíbe la ablación y también el matrimonio con menores de 16 años. Son leyes que no se cumplen en determinadas comunidades. Como pasa aquí, las familias que obligan a las niñas a casarse o a practicar la mutilación genital atraviesan la frontera para evitarse problemas legales. Por eso es importante que sus comunidades lo perciban como lo que es: una forma de violencia.
¿El gobierno o los proyectos de cooperación no se implican en su erradicación?
—Sí, existen los comités estatales de protección de la infancia en todas las regiones de Senegal, en los que participan entidades y voluntarios. Y son claves en la lucha contra prácticas como el matrimonio infantil. En otros ámbitos cada ONG trabaja desde su propia perspectiva. Se intenta cada vez más coordinar proyectos pero hay sinergias que son difíciles de cambiar.
En la UIB participa en una investigación sobre la población senegalesa residente en Mallorca…
—Sí, sabemos que existe una cierta circulación. La migración senegalesa se plantea normalmente el retorno. Es su objetivo final y el motivo de emigrar suele ser un proyecto personal o familiar que puede durar 5, 15 o 50 años. Aún así la relación con la tierra de acogida no suele acabar nunca, muchos vuelven a comprar o a visitar hijos o familiares. Otros vienen a vender mercancías que compran en África. En las migraciones entre Senegal y Mallorca también queremos introducir la perspectiva de género y analizar como lo viven las mujeres.
8 comentarios
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Pues mire sra Oumul, aquí los hombres que son acusados de violencia hacia la mujer en el ámbito familiar, no tienen derecho a Juicio, simplemente son condenados a no ver a sus hijos, y sí, estamos en Europa. Siento que las mujeres senegalesas tampoco puedan acudir a pedir justicia, es indignante.
Antonio BibiloniEstoy de acuerdo. En efecto la integración es un problema muy serio. No basta con que entren al país. Necesitan aprender los conocimientos que nosotros adquirimos en una vida en poco tiempo, necesitan oportunidades reales de trabajo, instrucción y sanidad, y necesitan interiorizar el todo y dejar atrás creencias que llevan metidas en sus cabezas toda su vida. Es un trabajo de educación. La historia se ha escrito a base de flujos migratorios. Se puede gestionarlos, o podemos mirar para hacia el otro lado y decir que aquí no entra nadie. Pero en este segundo caso no vamos a solucionar nada. Estas personas seguirán viniendo mientras, apunto, en su país tienen a la puerta de su casa hambre, guerra, enfermedades, violaciones, violencia. Pero es cierto lo que usted dice. Estos problemas solo se solucionaran cuando juntos, nosotros y ellos, compartiremos valores. Es una tarea muy difícil, y no se consigue en una generación. Pero es la única vía para garantizar la paz y el bienestar de los que vivan aquí, hayan nacido donde hayan nacido.
PepLos hombres que vienen agredidos como usted dicen por grupos de nigerianas, están yendo a buscar prostitutas después de haber bebido y haberse drogado hasta las cejas. Es cierto, tiene razón usted, aquí tenemos problemas iguales o más graves que en Senegal. Y los producimos nosotros.. ah no perdón, es siempre toda culpa de quién viene de fuera. Aquí somos todos tan buena gente..
Querida Sra. Oumoul Khaïry Coulibaly, En Mallorca, Magaluf y s'Arenal en particular, las victimas de robo y violacion por parte de grupos de Africanas no solo no pueden acceder a la justicia pero tampoco pueden defenderse porque serian encarcelados por violencia machista. Hay alguna solucion en marcha para estos grupos de ladrones/prostitutas en la isla?
Bastantes problemas tenemos aquí ya para preocuparse de los de Senegal
Pues no sé, aquí en España también hay un S'enegal de Llucmajor, y más o menos funciona todo correctamente.