El gerente de la Empresa Funeraria Municipal (EFM), Jordi Vilà, declaró que el domingo fue el día de mayor afluencia, algo a lo que sin duda benefició el buen tiempo reinante. Tan solo destacó que durante quince minutos de ese día se debió cerrar el acceso al cementerio en coche, a fin de dar tiempo a que se vaciara un poco el recinto. En definitiva, las visitas de los ciudadanos fueron bastante escalonadas a lo largo de la semana.
En el mismo sentido se expresó la regidora de Seguretat Ciutadana, Joana Maria Adrover, quien aseguró que desde que el viernes pasado se puso en marcha el dispositivo policial de vigilancia, tanto interior como exterior, de los cuatro cementerios de Palma «no se han registrado incidentes reseñables».
El acto institucional del Ajuntament de Palma en Son Valentí contó con escasa representación institucional y fue más corto y frío de lo habitual. Fuentes municipales indicaron que se optó por un formato reducido, sin apenas parlamentos, ante la amenaza de lluvia. La ausencia más destacable fue la del alcalde de Palma, José Hila, que se encuentra en Londres para asistir a la feria de turismo World Travel Market.
La reducida comitiva se dirigió a la plaza Ramon Llull, donde el año pasado se instaló el monolito en memoria de los fallecidos por la COVID-19. Con las emocionantes notas del Adagio de Albinoni, interpretado al violonchelo por Gabriel Fiol, se recordó a los miles de ausentes por culpa de la pandemia. El presidente de la EFM, Alberto Jarabo, recordó la importancia de mantener la costumbre del día de Tots Sants, cuando «se concreta la conexión que hay entre la vida y la muerte» y en el que «nos reencontramos con el recuerdo y el amor a las personas que nos acompañaron en nuestras vidas».
Por la libertad
A continuación, los representantes políticos se encaminaron a la plaza del Record, donde se depositó una corona de flores en memoria de las personas que ya no están. Este lugar se encontraba antiguamente fuera del cementerio y acogía el osario general, el mayor de Balears.
El acto culminó en el lugar en el que está la placa por la Llibertat, colocada por Cort en 1979, antes de la remodelación del Muro de la Memoria. La placa fue el primer símbolo de la recuperación de la memoria histórica de la Isla. Allí, de nuevo sin parlamentos, se colocó una corona de laurel en recuerdo a las víctimas por la libertad como el alcalde Emili Darder, el hijo ilustre de Palma Alexandre Jaume, el alcalde de Inca Antoni Mateu y el empresario de Alcúdia Antoni Maria Queso, fusilados en 1937.
En esta ocasión tan solo acudieron cuatro miembros del equipo de gobierno: Jarabo, de Podemos; Joana María Adrover, que ejerce de alcaldesa accidental, y Ramon Perpinyà, del PSOE; así como Llorenç Carrió, de Més. De parte de la oposición asistieron Fulgencio Coll, de Vox; Eva Pomar y Alejandro Escriche, de Cs y Montserrat Oliveras, del PP.
No obstante Oliveras se marchó en cuanto terminó el acto de memoria a los fallecidos por la COVID-19, pues como en años pasados el grupo municipal ‘popular' declina su asistencia al estar en desacuerdo con el recorrido que se realiza.
Por último, el gerente informó de que el año que viene la EFM construirá un paso peatonal sobre el cauce de sa Riera para conectar el tanatorio con la parte más antigua del cementerio.
2 comentarios
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Políticos? En el cencenterio ?? Estamos de acuerdo en que poco hacen y para poco sirven, pero aún respiran, no. Bromas aparte, políticos y trastos viejos, poco y lejos. Uno va al cementerio y pasa un mal rato, como para estar acompañado de un político de tres al cuarto! Animo y a ver si nos acordamos de nuestra clase política, que no politicos con clase, a la hora de votar de nuevo.